Me decía una amiga que la felicidad quizás no existiese. Yo le respondí que la felicidad existe tanto como la tristeza, y si ella podía sentirse triste, es también porque se puede sentir feliz. La felicidad es la gran empresa de nuestra vida, abarca todos los aspectos de nuestra existencia, y sería de necios no desear una vida lo mas feliz posible. Evidentemente, abarcar una meta tan excelsa siempre está al alcance de muy pocos. Nuestro ánimo varía con los momentos, y siempre se podrá tener fluctuaciones, pero eso es condición de la vida, todo cambia, nada permanece, el reposo total de las cosas no existe. La felicidad no es algo que se obtenga totalmente. No es como un descubrimiento matemático, una vez alcanzada la fórmula ya podemos hacer uso total de ella. Al igual que la libertad la felicidad se ejerce, en el día a día, viene y se va. No hay otro camino, mas que el deseo de ejercer esa alegría de vivir desde el requerimiento personal. Digo desde el requerimiento personal porque no todos necesitamos las mismas cosas para ser felices,hay múltiples caminos, y uno, desde su propia libertad de conciencia debe encontrar aquellos aspectos de la vida que le enriquezcan y le proporcionen una vida mas alegre.
Para que esto ocurra creo que hay dos premisas básicas. El primero es quererse a uno mismo, si uno no se aprecia a sí mismo, mejor que cambie su forma de vivir. Uno tiene que estar contento con lo que hace, con lo que quieres hacer, con lo que quieras vivir, decidir como hacerlo desde la voluntad firme y personal.En otras palabras, uno tiene que hacerse cargo de sí mismo, llevar las propias riendas de su vida, sin plegarse al pensamiento de otros, alcanzar la mayoría de edad (como la llamaba Kant), y buscar los elementos afines que nos hagan sentirnos como nosotros deseamos, sin que esos deseos sean perniciosos. Y lo segundo es, una vez te quieras a ti mismo, sé útil a los demás e intenta hacerles la existencia más amena. La felicidad aunque se puede dar en la soledad, mejor se da con otros. Epicuro, a propósito de la amistad ya lo avisaba, la amistad es uno de los placeres por los que merece la pena vivir. El estar con otros enriquece al propio yo. Por lo menos es así si tus amigos y amistades son auténticas, si tienes una mierda de amigos entonces no son tus amigos. La pareja salvará al espíritu, decía Alain. Con el otro uno siempre se realiza mejor. La amistad es una buena baza para abordar muchos aspectos de la realidad, incluso cuando esta se nos revela hostil a nuestros ojos.prescindir de ella no es un lujo que uno se pueda permitir. Evidentemente hay tantos casos como personas, y cada uno elegirá como considere oportuno. Pero creo que para alcanzar una vida tranquila y feliz, tenemos que reflexionar sobre ello, no ser ajenos a esta cuestión de capital importancia, y creernos realmente, que la felicidad existe, aunque sea breve cómo señala Schopenhauer.
Pero existe hoy en día una traba para muchos, y es la falta de atrevimiento e imaginación. La falta de atrevimiento para tomar una decisión que no encaje demasiado bien en el marco social. Y ser incapaces de imaginar lo que realmente puede hacer feliz a cada uno, renunciando a ello por pereza mental y atrevimiento a un proyecto mucho más original y auténtico.
3 comentarios:
Hola Miguel! Es un placer comprobar que has vuelto a escribir. No lo dejes.
Respecto a tu post, que me he leído varias veces y reflexionado mucho sobre ello, creo aciertas de pleno en los dos puntos para desarrollar la felicidad:
Hacerse cargo de uno mismo es necesario para luego proyectarse a los demás. En nuestra esencia, somos seres/entidades que vivimos y convivimos con otras entidades y también con nosotros mismos. Dos factores, externo e interno, que son los senderos a la felicidad humana.
Hay muchos caminos para la felicidad: algunos se exigen más, otros la encuentran por si sólos, hay personas que precisan de un gran esfuerzo mientras que otras viven al lado del umbral de la felicidad. Pero todos la buscan y cuando la obtienen alcanzan una de sus principales esencias.
Y para acabar una cita Aristotélica: La amistad es un mismo alma en dos cuerpos.
Seguid vigilando los cielos.
Joder Ratacol, tu siempre ahí a pie de cañon, intentaré recuperar el blog, ya que es una buena forma de seguir en contacto contigo, a ver si me nimo más, see
La felicidad no es una meta, es una forma de vida, me dijo hace unos días el novio de una de mis mejores amigas en un sms, es cierto, me encantoooo... pensé que era como un camino, sin meta,es tan dramático como pensar que el ser es sólo tiempo, y en ese tiempo caminamos por la vida, y dentro de nuestras posibilidades, deseos, pasiones, incertidumbres, preocupaciones, dolor...logramos ser felices, xo a la vez es tan, tan real, que me apasiona haberlo pensado, no porque la felicidad nos venga del cielo sino porque dentro de nuesta "mayoría de edad" luchamos por ella.
Es como me decias el otro día: Ana, el amor no es una formula matemática a la que llegas y triunfas, aunque ese sea el error social, de ahí que la gente para sentir mostrar que funcina la formula y q se va a mantener, necesite firmar papeles...joooo, es la necesidad de mantener la formula...
Me ha encantado lo que has dicho en otra entrada de tú block sobre Junger, porque creo q justamente el dolor, la guerra...esos elementos que nos hacen darnos contra el suelo, son los que nos hacen valorar y perseguir esos otros en los que flotamos entre las nubes. Sin ´"dolor" no viviríamos con pasión, y sin pasión ni siquiera existe el dolor, sino una levedad inexpresable.
Tú que eliges, ¿el peso o la levedad?. Esta pregunta se la planteó a la mayoría de la gente que me resulta interesante.
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