sábado, 29 de diciembre de 2007

Reflexión sobre la estética del viaje


El "Romdo" es una fotografía de lo absurdo que resulta nuestro modo actual de sociedad. Encerrados entre los muros de la gran ciudad, viven de forma alienada como ratones bajo el mando de unos gobernantes orgullosos y prepotentes. La vida transcurre para los ciudadanos marcada por las pautas del "ciudadano ideal". Ese es el espíritu que uno ha de mantener en la polis para cumplir el modelo de felicidad, de identidad o como queramos llamarlo. Para ellos encontrar nuestra identidad es precisamente anularla, perdernos en el rebaño. El que no se ajuste a los parametros es un infeliz, un inadaptado, un asocial, un raro, un desgraciado, alguien que no ha sabido llevar las riendas de su vida y su proyecto vital es un fracaso, automatismo en cadena. Por eso Vincent escapa, él necesita respuestas, viaja en busca de sí mismo. Alusión al romanticismo negro alemán, con su potente estética de lo sublime, en una naturaleza devastada, un viaje hacia una nada, los límites de las identidades ocultas, el abrazo de la nada. Un viaje para saber quien es, para escapar de un presente desplomado, vuelve al origen del que uno escapa en un principio, para darse cuenta del sentir de su existencia. Ya nada es lo que era.

3 comentarios:

Unknown dijo...

He estado leyendo tus artículos. Este me ha gustado mucho. Sé que eres un tanto pesimista, pero lo cierto es que dices la verdad. Nunca había visto las cosas desde ese punto de vista, el "modelo de felicidad" del que hablas, y los parámetros que nos imponen.
En fin Miguel, has conseguido que me coma la cabeza durante un buen rato.

Besines, Mar

Miguel Fanjul Martínez dijo...

Ya sabes, reflexionar es una actividad en riesgo de extinción.
Te veré pronto. Un abrazo!

Anónimo dijo...

Como la vida es un asunto desagradable, tú al igual que Shopenhauer has decidido reflexionar sobre ella, me gusta.Mi romanticismo interior, me ha hecho reflexionar sobre el tema del viaje en miles de ocasiones,la idea del " regreso a casa" que nos explicaban en estética de Novalis,me parece tan sublime que llego a enamorarme platonicamente durante años, y lo vi reflejado en varias obras, vidas, e inclusive en la mía propia.
Para un momento tú mundo, ¿crees que puedes?, respira, piensa en Ulises, parece que su viaje sólo le conduce a Penélope, pero no, no es así, cada trayecto, vivencia, lugar, le enriquecen así mismo, le permiten conocer sus límites, sus deseos, sus sueños, y perseguirlos con pasión, es un viaje hacia si mismo. Por ejemplo, en el capítulo del canto de las sirenas, su deseo por oírlo, y advertencia a los acompañantes de que no le dejen quedarse allí, implica correr un riesgo que le puede apartar de Penélope, pero sino le hubiese corrido, no hubiese conocido sus límites,no se hubiese enriquecido de las experiencias. Cuando leí este capítulo sentí que Ulises en ese viaje se hizo así mismo, y se conoció realmente. A veces vivimos tan preocupados de conocer a los demás para no sentirnos invadidos, dentro de una individualidad q está tan de moda, q nos olvidamos de quienes somos, y de reflexionar sobre lo que de verdad queremos.

En el caso de Shooperhauer, en un principio daba igual lo que su padre esperase de él,creo que nunca pudo llegar a dolerle tanto su decisión, hasta que no reafirmo tras su viaje por Europa lo que realmente deseaba de si mismo, las experiencias que vivío esa imagen de los exclavos remando...le marcarón, le hicierón pensar algo a lo que jamás hubiese llegado, en ese momento supo que no podía traicionarse así mismo, amaba el pensamiento y estaba lleno de grandes ideas.Por eso, creo que su filosofía no es fruto de un viaje por el mundo real, sino del impacto de ese viaje en sí mismo. Lo "representado" ironicamente influyo en su "voluntad".

Por otro lado, todo esto del mundo como "voluntad y representación", el juego con la imagen...se ve perfectamente en "abre los ojos" o al menos yo lo ví, jeje, pero no puedo afirmar que sea real, aún no se donde vivo, si en el mundo real o en la caverna.