jueves, 30 de octubre de 2008
Venta de imágenes.
Vivimos en la cultura de la imagen. Las imágenes tienen el poder de evocar ideas, y a cada uno las suyas propias. Hoy en día somos unos esclavos de las imágenes. Nos devoran constantemente con modelos de felicidad, de placer y bienestar para robarnos nuestro dinero y crearnos insatisfacciones falsas y lejanas a la verdadera realidad que nos atañe. Somos corderitos de unas multinacionales que nos dicen lo que está bien y lo que está mal, que nos dan lecciones estéticas sobre lo bello y lo feo. Con unos mecanismos de difusión tan sofisticados y violentos no me extraña que les vaya tan bien, aunque tras esa imagen de suave lana de cordero se esconda un lobo que lo único que hace es devorar todo a su paso.
Inmersos en un mundo (hablo del occidental, pues el otro ya está olvidado) en el que la imagen, a mi juicio, ha tomado el papel de persuasión y condicionamiento de ideas, nos vemos esclavizados por ella, y el problema real viene cuando asociamos esa imagen a la realidad. Se produce una analogía errónea por que entonces ya nos han impuesto su realidad, la que ellos nos introducen, la que ellos nos amoldan. Volvemos entonces a Platón y su caverna, donde lo esclavos veían sombras de una realidad desfigurada. Recuperamos el Mahya del pensamiento hindú y budista, donde hay un velo que nos hace ver un mundo equivocado. Incidimos sobre la idea de Schopenhauer, que al igual que el modelo platónico nos sirve una bandeja de mundo como representación. Estás ideas que parecen más de corte mítico reflejan fielmente un amplio espectro de nuestra post modernidad mercantil, donde todo se compra y se vende. Imágenes de un tigre que quiere devorarnos.
lunes, 27 de octubre de 2008
Nuestra distancia con el mundo 2
La premisa básica la encontramos en Jünger. La guerra, el dolor y el sufrimiento nos acercan al mundo, nos estrellan contra el suelo. La verdadera vivencia nunca se busca, aparece. Las fuerzas elementales emanan en las situaciones límite, que son las que nos acortan la distancia con el mundo, vivimos en la caverna hasta que salimos de ella. ¿Nos hemos vuelto locos?.
domingo, 26 de octubre de 2008
Nuestra distancia con el mundo.
Nuestra distancia con el mundo varía constantemente.
Te levantas un martes cualquiera, y te dicen que un amigo tuyo se ha suicidado. Te quedas frío, te quedas helado. Ya no está entre nosotros, de repente se esfuma, desaparece, dejando tras de sí un montón de interrogantes abiertos, la mayoría sin posible respuesta. Tu distancia con el mundo se acorta, vuelves a tener los pies en la tierra.
Llevabas viviendo en Matrix desde la última que vez que un hecho te dejó verdaderamente consternado, posiblemente también relacionado con la muerte, qué curioso. Uno con el tiempo vuelve a despegar los pies del suelo, cada día que pasa, cada semana, hasta volver al estar en nuestro Matrix particular. Es increíble que pese al cúmulo de experiencias, uno se vea arrastrado a la situación descrita, nos anestesiamos, nos dormimos en la cuna del ego hasta que el huevo vuelve a romperse, y nos cuestionamos todo desde un punto de vista mas serio, mas sincero y también más arraigado.
Anestesia, despierta, anestesia, despierta, anestesia, despierta...
No digo que haya que plantearse todo desde una perspectiva trascendental, es imposible y aburrido. Pero de ahí a volver al sueño profundo es algo que me raya, me produce confusión, e incluso un poco de desprecio hacia mí mismo. Ahora que lo pienso, es una deficiencia personal, una falta de madurez, de perspectiva con la realidad, ceguera.
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