jueves, 22 de enero de 2009

Escher


  Escher no es un autor muy usual. Su presentación es razón frente a sentimiento. Si hay una crítica que se le pueda hacer a Escher es la de la lejanía del sentimiento. El sentimiento no ocupa apenas lugar en la obra, y sus historias son más bien formales que emocionales. 
Su uso del color es realmente básico, y simplifica en cualquier caso la escena para no restar importancia al verdadero centro de la obra, que esta más subrayada por los aspectos matemáticos, transformados en acertijos para el espectador, donde aplicar su agudeza e ingenio. Si lo que uno busca es sentimiento, mejor que dirija su mirada hacia otros autores. Escher nos muestra otro tipo de arte, un arte en comunión con la ciencia, que no solo le hace referencia sino que la incluye. A mi personalmente lo que mas me intriga es el propio resultado final, y aunque no sea uno de mis autores preferidos he de reconocer que ocupa un lugar especial. Él mismo dice que su trabajo y su constancia fueron las que sacaron sus obras adelante, y no su talento artístico.
     Otra de las cuestiones que me intrigan acerca del autor era su visión cíclica del mundo, el pulso de su universo. La idea de la circularidad de las cosas, de su agotamiento, de su cambio, del camino, de la vida, la muerte… Hay un autorretrato en las que sobre su pupila aparece un cráneo, una calavera. Elementos y detalles así hacen que no vea a Escher como totalmente ajeno a las cuestiones centrales de la vida. Aunque con frialdad, el trata la muerte, la vida, la evolución, la infinitud del mundo, la eternidad de las leyes matemáticas, el cambio y el agotamiento de las cosas. Nacemos y perecemos, las cosas terminan. 
No hay que recalcar aquí un acento negativo o destructor, más bien en sentido renovador, pues toda frontera tiene límite con algo más. La muerte deja paso a nueva vida, en una regeneración constante. Indicar que aunque es verdad que los elementos aparece, siempre lo hace desde la distancia, como un segundo significado de la obra, que no la hacen totalmente inerte ni apartada de nuestras cuestiones.

     Su técnica y paciencia son verdaderamente loables, una técnica sencilla y muy depurada, con elementos sencillos y detalles llevadas al extremo. Todo esto hace de Escher como una persona que ha sabido dar al arte otro uso, otras aplicaciones, y eso está realmente bien.

2 comentarios:

Javier Iglesias dijo...

interesante, como todo lo que hay en tu blog

un abrazo en un día triste miguel!

Miguel Fanjul Martínez dijo...

Me alegro de poder saludarte, tengo nuevas de ti y no son precisamente malas. Un abrazo enorme