lunes, 19 de enero de 2009

¿Existe una filosofía oriental?


El desarrollo de la filosofía a lo largo de los siglos en occidente, ha propiciado una situación paradójica a la hora de aceptar el pensamiento oriental  como dentro de ese campo. Los grandes esquemas y corpus filosóficos occidentales distaban tanto de las formas de exposición y entendimiento de la realidad oriental, que muchos dudaban de que se tratase verdaderamente de filosofía.
Si la filosofía es un estudio lógico, cerrado, totalmente estructurado, racional y en el que las palabras y conceptos expresan todos los matices a modo de Descartes o Kant, entonces diría que no ha existido filosofía en Japón. Si por otro lado tomamos la filosofía como un modo de responder a las preguntas esenciales que conciernen a la vida de cada uno, dotada de una disciplina existencial, al modo de Kierkegaard o Schopenhauer, entonces indudablemente hubo filosofía. 
Este debate hoy en día está servido, a mi modo de ver los occidentales no hemos encerrado en nuestro propio discurso. Poco a poco se está produciendo una apertura al pensamiento oriental como una vía alternativa, que aunque difiere de forma y contenido, enriquece sin lugar a dudas la perspectiva casera que tenemos, todo ello impulsado por el fenómeno global. Precisamente aunque el acercamiento se va evidenciando, corremos el riesgo de no digerir  adecuadamente las nuevas formas culturales que se nos ofrecen. Al margen de no caer en estúpidas modas comerciales, es recomendable abrazar esta nueva forma de ver el mundo con cautela, para no distorsionar el verdadero sentido del discurso, en una visión superficial y malinterpretada de los tesoros que contiene. Es realmente necesario un dialogo y compatibilidad de ambos pensamientos, más aún cuando el mundo tiende a una globalización que ya nadie puede negar, abrirnos y poner en movimiento dos formas diferentes de abordar el mundo en sus múltiples facetas, mostrarnos nuevos horizontes y ver la realidad como un conjunto y no desde un “concreto”.
     
 La filosofía en países como la India, China y Japón, estuvo ligada a la religión desde sus comienzos. Esto se debe a diferentes formas de plantear el tema. En occidente sencillamente hubo una escisión entre el conocimiento humano a la luz natural de la razón, y las verdades reveladas. Como es típico de nosotros categorizamos esas dos formas de la realidad, filosofía y religión. En cierto sentido, la historia intelectual de occidente ha pivotado sobre esas dos formas de concebir el mundo, y su desarrollo es una oposición entre filosofía y religión, entre fe y razón. Como bien expreso Miguel de Unamuno en su obra, la lucha entre verdades divinas, reveladas desde lo alto en contraposición con el pensamiento propio, la autonomía de la razón humana en oposición a esa revelación dada. 
   En consecuencia, los occidentales hemos ido cerrando en compartimentos estancos, esferas del conocimiento totalmente independientes unas de otras, como la lógica, la filosofía puramente teórica, la ciencia, la religión….Nos poníamos a mirar un árbol cuando también deberíamos mirar al bosque.
En oriente el panorama cambia totalmente, países como la India y China, filosofía y religión están estrechamente unidas. La esfera del conocimiento está estrechamente vinculada a la esfera práctica. Las  verdades del conocimiento son verdades de la práctica y viceversa. Este acento en la unión de lo que en occidente era autónomo fue lo que propicio que en oriente no emergieran doctrinas puramente teóricas sobre el mundo, el hombre o Dios. Porque ellosabarcaban una realidad completa, bajo un mismo plano, todo estaba interrelacionado y de alguna manera era imposible separar  estas esferas porque 
una no se da sin la otra. Hay una necesidad vinculativa en sus escritos, no parten el conocimiento en partes y las analizan, porque para ellos la relación entre distintos campos es tan evidente que resulta inseparable.
En la década de 1860, tras siglos de aislamiento cultural, llegan a Japón doctrinas filosóficas de occidente. Pensamientos como el de Rousseau no tardaron en calar en ella. La claridad teórica que antes no habían experimentado, el énfasis en el uso de los términos lingüísticos, el concepto y otras características de nuestro pensamiento dejaron asombrados a los japoneses. Doctrinas como el positivismo francés o el utilitarismo inglés del siglo XIX se extendieron hasta las islas del pacífico. Aunque esas nuevas formas de pensamiento no eran tan profundas y globalizantes en cuanto a esferas de la vida, su pensamiento práctico y su analítica atrajeron irremediablemente a los japoneses. Aunque no todos estaban de acuerdo con las nuevas doctrinas cobro la suficiente fuerza como para que el idealismo alemán ocupase el primer plano., llegando a ocupar puestos de primera fila en los círculos académicos, especialmente Hegel. 
No todos estos acontecimientos se desarrollaron sin oposición, nació también cierta actitud reaccionaria de carácter nacionalista ante la entrada de estas nuevas corrientes, aunque su enfado y diferencias no evitaron que la entrada de doctrinas europeas influyese de modo notable en el pueblo nipón. 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado tu metáfora de los árboles y el bosque.
Quizá deberíamos dejar de mirar los árboles. Quizá deberíamos dejar de mirar el bosque. Quizá deberíamos adentrarnos en el bosque.

Miguel Fanjul Martínez dijo...

Ese caballero de Hades, tengo ganas de verte, no dejes de visitarme.

Javier Iglesias dijo...

Bueno mi reflexión va en otro sentido.

¿Cómo no va ir la fisolofía unida al hecho religioso (no las religiones)? Acaso no mira el hombre a los cielos y grita: POR QUÉ? El problema es que para muchos las respuestas no son satisfactorias.

Y concretando más: Creo que la filosofía debe dar respuesta las preguntas de cada persona más que ser un corpus dogmático. Aunque esta reglamentación pueda ser necesaria para alcanza el autoconocimiento.

Gracias miguel

Miguel Fanjul Martínez dijo...

Estoy contigo, estoy cansado de los corpus, edificios y estructuras sólidos que a veces se alejan de la realidad por encajar en un marco teórico. Responder a las preguntas que surjan en nuestra persona son la prioridad, pero siempre manteniéndonos lo más próximo al mundo, ese me parece una característica importante. Seguiremos charlando, a cuidarse.