domingo, 16 de octubre de 2011

Nihilismo: experiencia vital de apertura


 

    El desierto es la metáfora perfecta del nihilismo. Es metáfora porque el nihilismo no puede edificarse sobre conceptos fríos y cerrados, es una experiencia en la que el hombre es desplazado del centro de su cosmos, y es desértico porque deja lugar a lo originario, porque deja a la experiencia vital en una nueva situación de desnudez frente al mundo. Con frecuencia se piensa del nihilismo como actitud pesimista frente a la vida, donde la palabra negación hunde cualquier esperanza de proyecto o crecimiento.

    Nada más lejos de la realidad. El nihilismo es el primer paso para la emancipación de la identidad personal. Es encontrarse a uno mismo solo en el vacío existencial, y sin ataduras ni encadenamientos propios de la herencia cultural, intentamos crecer desde la proyección personal. Ya no somos copias de Dios, aspirando a ser el formato original, a imitar su valía. Da la posibilidad al hombre de  realizarse sin ataduras ni complejos frente a los escollos que puede suponer la cultura imperante y el ritmo trepidante de la vida.

   Ya no valen las legitimaciones del pasado, ese chiringuito fue levantado y anunciado por los filósofos de la sospecha, que vieron en la tradición que recibieron, un ocultamiento de las posibilidades que tiene el hombre a realizarse. De tal forma es así, que la razón y todo el sistema de valores que conlleva queda relegado al plano de la perspectiva. La legitimación de toda la tradición es desenmascarada, no para instaurar una nueva máscara, sino más bien para poner de manifiesto que no hay verdades sin fisuras, verdades monolíticas pesadas como losas a las que someterse.

    Sin duda alguna el proceso de desenmascaramiento es un primer paso importante. Pero lo que sin duda resulta más complicado es encontrar ese impulso creador, que dé fuerzas y posibilite crecimiento dentro del horizonte de la nada. Es tan amplio el horizonte de la nada que el ser humano se encuentra en un planeta aún "sin colonizar", y sobre el que depositar sus fuerzas, con ánimo de elevarse frente al sinsentido de la vida.

  Llenar de contenido lo que de dado es vacío queda relegado a la esfera individual, si acaso de pequeños colectivos. Sobretodo en la época presente, donde los vínculos con la existencia son líquidos (Bauman). Las identidades cambian constantemente de forma, se funde y se vuelve a diluir. Encontrar una identidad sólida se vuelve por lo pronto una tarea complicada, donde aceleraciones vertiginosas y cambios repentinos hacen que la última fuente de arraigo de la construcción de la identidad esté al alcance de muy pocos (se tú mismo).

  El proyecto comunitario de la ilustración queda relegado a la esfera privada del individuo, en busca de conexiones y puntos de apoyo que el propio sujeto tiene que "valorar", ya que el exceso de bienes de consumo nos entierra en un submundo anestesiado y carente de la solidez de satisfacción que se persigue. No podemos mirar al mundo, sino a nosotros mismos.



jueves, 13 de octubre de 2011

La crisis y la deuda



Hoy en día la mayoría de los países está endeudado. Cabe preguntarse con quién se endeuda y quién le presta el dinero. Es obsceno el engaño, los crímenes que comenten, y la incapacidad de un sistema jurídico tutelado por los mismos. En el zoológico del sistema financiero global del siglo XXI, los países se han convertido en grandes empresas de pequeños grupos que ostentan capacidades financieras descomunales. Nos endeudamos con grupos de inversores ultraforrados que nos prestan dinero a un alto interés, y que tarde o temprano tendremos que devolver todos los ciudadanos a lo largo de una, dos o tres décadas.

Me parece alarmante que los países sean tratados como empresas, a su vez dirigidos por una élite política nefasta, controlando e influenciando el desarrollo normal de lo que se entiende por vida ciudadana. Esta es la historia de la nuestra legalidad, esta es la historia de la "recapitalización" de los bancos, apadrinamos a los que nos ahogan, a los usureros, a los nuevos señores feudales del siglo XXI, esto es lo que ellos llaman sistema, una maquinaria de caos, muerte e injusticia en cadena.

 Noto la bota de la que hablaba Jünger sobre el rostro de la humanidad, aumentando su fuerza y el dolor que nos produce su choque contra el suelo. Sus cooperantes y la estructura mediática va desde el FMI, la ONU, el Banco Mundial... Seguir así es inhumano, defender la realidad impuesta a día de hoy es una forma de extrema violencia, refinada, pero en todo caso extrema.

Puede parecer increíble que esto suceda en nuestros días, pues si, hay que aceptarlo. Hay dinero para los bancos, para las multinacionales, para la carrera espacial, para las guerras preventivas y un sinfín de asuntos que uno no acaba de entender, pero que poco a poco comenzamos a "entender".  La deuda de los países es una forma de esclavitud, de control, un retroceso, una violación, un crimen, una serpiente enroscada en nuestro cuello.


lunes, 10 de octubre de 2011

¡Se tú mismo!... By Steve Jobs?


Sé tu mismo, no hay mayor expresión de libertad que ese. Ser uno mismo, o llega a ser lo que eres. No me cabe duda de que es la clave para una existencia rica en proteínas. El discurso de Steve Jobs, que tanto circula tras su reciente muerte es una apología de lo que los grandes pensadores supieron ver. No es nada nuevo, pero quizás siendo el fundador de Apple, su capacidad mediática es una buena oportunidad para inculcar un poco de filosofía en la era de la reproducción digital. Y es que hoy en día, o quizás siempre, tan elevada tarea resultó compleja. ¿Y cómo es nuestro tiempo?

 Mi tiempo es un tiempo acelerado. Con frecuencia me doy cuenta de lo volátil y lo efímero de mis proyectos, mis ilusiones y mis deseos. Ansío seguridad y estabilidad, cuando todos sabemos que eso es una falacia de la vida. Vivimos una época donde aparentemente todo está relacionado, donde toda forma de vida es reproducida y estereotipada, perdiendo con facilidad todo ápice de originalidad. Es un tiempo que corre como el demonio, donde lo que ayer era nuevo, hoy ya ha envejecido. ¿Puedo ser yo mismo en un tiempo así?

 Esto complica la tarea, los mecanismos publicitarios, las grandes estrellas, los medios en general, nos aturden y convencen para encontrar unos modelos de felicidad basados en el consumo, el éxito reconocido, y el culto a una belleza mutilada, pues la belleza es mucho más que el Cosmopolitan. Es por eso que encontrar naturalidad y originalidad es algo bastante esquivo, escaso como un oasis en el desierto. Sé que no es fácil, todos tenemos demasiado ruido mental en la cabeza, demasiados adjetivos, demasiadas circunstancias, laberintos mentales que nos hacen oscilar constantemente. Quizás por los motivos que antes enunciaba, quizás por otros que ignoro, pero la verdad es que hoy en día hay poco margen de maniobra para ser uno mismo.

Quizás sea la mirada del prójimo, que inconscientemente flota sobre nuestras cabezas, quizás falte educación sentimental frente al aparato mediático, quizás sea la amnesia que nos inculcan los mass media, no lo sé, y en definitiva tampoco debería importarnos demasiado, porque lo que aquí está en juego es algo que supera todo eso, que es en cada caso, tu vida.

Una vida que nunca se dijo fácil, una vida donde la muerte juega con su presa antes de devorarla, pero al fin y al cabo, una vida que mientras estés aquí te pertenece. Pero volviendo al principio, una vida sólo te pertenece cuando en cualquier caso la haces tuya. ¿Quién puede vivirte? ¿quién puede suplir tu tiempo y tu existencia?... "Deja ser al ser" decía Heidegger, "conócete a ti mismo" rezaba el oráculo de Delfos, "llega a ser el que eres" profesaba Nietzsche, "cada uno es lo que es su amor" decía Agustín de Hipona... No hay entonces mejor receta, mayor consuelo, que ser lo que somos, quitarse el caparazón de la tortuga de las apariencias, y luchar cada día, cada instante, por lo que somos... No existe gracia, mayor virtud, mayor tesoro, que el viaje de ser uno mismo. Eso es lo que el difunto Steve quiso recordarnos.




sábado, 8 de octubre de 2011

The King of Limbs: la semilla que brota.

Han tenido que pasar casi diez meses, para que la cáscara en la que se encerraba "The King of Limbs" crujiese. He tenido que estar jodido para templar mi espíritu y liberar las melodías ocultas. He tenido que viajar, al norte, donde el gris y el verde se entremezclan elevando el otoño, para exprimir su carácter. Como una naranja, colocada en el suelo, a la que golpeamos con una maza con todas nuestras energías, dejándola como una masa informe rodeada de líquido. Así ha sido este proceso de penetración, en una obra que ya tenía por descubierta.  Es un disco que oscila el sentimiento, el ajetreo, el caos, la dulzura, que tiembla y desvela, que muerde y agita, que engaña y noquea. Así es mi King of Limbs cuando la radio de mi estado anímico encontró su frecuencia.


viernes, 7 de octubre de 2011

Hajime no Ippo... ¡Grande!

Hajime no Ippo... Hacía tiempo que no me encontraba con una serie tan entretenida. Ambientada en el mundo del boxeo, cuando a mi el boxeo jamás me despertó el más mínimo interés, ha conseguido engancharme como hacía tiempo no lo había hecho ninguna otra serie. Y es que en definitiva, la temática principal de una serie  no es la que delimita su alcance, sino la forma en la que es narrada, y en ese aspecto Hajime no Ippo da en el clavo. Tiene un ritmo trepidante, sin largas esperas ni contenido de relleno, van al turrón del asunto, enriqueciendo la trama y nutriendo a una pandilla de personajes, acaparando diferentes aspectos de la vida y personalidad de cada uno. Con una buena dosis de humor que caracteriza y pone la guinda a lo que se espera de un buen anime. La música es sublime y el dibujo es un apartado muy bien cubierto, así como la trama, que a diferencia de otros animes que intuyes perfectamente cómo se desarrollarán los acontecimientos, en Hajime no Ippo te llevarás más de una sorpresa. Sin duda un descubrimiento para mi biblioteca de ocio, y muy recomendable para el que sienta alguna curiosidad por verse una buena serie de dibujos japoneses. ¡Ánimo Hippo kun!.. Jab, jab, jab...