Hoy en día la mayoría de los países está endeudado. Cabe preguntarse con quién se endeuda y quién le presta el dinero. Es obsceno el engaño, los crímenes que comenten, y la incapacidad de un sistema jurídico tutelado por los mismos. En el zoológico del sistema financiero global del siglo XXI, los países se han convertido en grandes empresas de pequeños grupos que ostentan capacidades financieras descomunales. Nos endeudamos con grupos de inversores ultraforrados que nos prestan dinero a un alto interés, y que tarde o temprano tendremos que devolver todos los ciudadanos a lo largo de una, dos o tres décadas.
Me parece alarmante que los países sean tratados como empresas, a su vez dirigidos por una élite política nefasta, controlando e influenciando el desarrollo normal de lo que se entiende por vida ciudadana. Esta es la historia de la nuestra legalidad, esta es la historia de la "recapitalización" de los bancos, apadrinamos a los que nos ahogan, a los usureros, a los nuevos señores feudales del siglo XXI, esto es lo que ellos llaman sistema, una maquinaria de caos, muerte e injusticia en cadena.
Noto la bota de la que hablaba Jünger sobre el rostro de la humanidad, aumentando su fuerza y el dolor que nos produce su choque contra el suelo. Sus cooperantes y la estructura mediática va desde el FMI, la ONU, el Banco Mundial... Seguir así es inhumano, defender la realidad impuesta a día de hoy es una forma de extrema violencia, refinada, pero en todo caso extrema.
Puede parecer increíble que esto suceda en nuestros días, pues si, hay que aceptarlo. Hay dinero para los bancos, para las multinacionales, para la carrera espacial, para las guerras preventivas y un sinfín de asuntos que uno no acaba de entender, pero que poco a poco comenzamos a "entender". La deuda de los países es una forma de esclavitud, de control, un retroceso, una violación, un crimen, una serpiente enroscada en nuestro cuello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario