La vida no deja de ser una broma, y como tal no hay nada mejor que la risa. Es un elemento esencial para hacerla más llevadera, más ligera, lugar donde refugiarse ante la incomprensión, ante donde no podemos llegar, pese a nuestro deseo de alcanzar. Ante los espíritus pesados, ante la conformidad sólida e inamovible de las visiones cerradas y seguras, lo mejor es reír. Fuera de seguridades, fuera del reposo que ofrecen algunas esferas que pretenden alcanzar lo inalcanzable ¿qué mejor que la risa?. La risa hace llevadero el absurdo. La risa es ligera y se eleva sobre el sinsentido, la duda, las cuestiones sin respuesta. Acompaña a los espíritus libres, a aquellos cuya pretensión no va más allá de su propia vida, que la abrazan, junto a su pecho. La risa que permite cantar alrededor del fuego, que quema y hace arder los corazones de la gente, que incita a la danza y al juego frente a la hoguera. No hay secretos para la risa, no hay obstáculos, pues se regodea de ellos, se libera de las pesadas cadenas de la finalidad y sus descuidos.
O como dice mi amigo y mentor Luis Enrique de Santiago Guervós:
" La risa es una especie de armadura que protege contra los insultos, las incomprensiones, los desprecios, cuya fuerza crítica es la promesa del devenir, la esperanza de una apertura siempre posible, el signo de transgresiones próximas, de insolencia clara y alegría del futuro... También expresa el proceso de destrucción. La risa arruina el sentido, nos pierde en la medida en que destierra a los maestros de la finalidad, privándonos de razones, metas y explicaciones... Esta asociación de la risa con el espíritu libre descubre su modo de ser propio en el mundo... Es un modo particular de ser de la conciencia afirmativa de sí en un mundo que ella descubre como violento, absurdo o indiferente a su destino. Frente a la tristeza del absurdo y del sinsentido de la risa reafirma nuestro pacto con la vida y la cultura de la vida... Es ella una reacción sana frente al sufrimiento..."
Así pues, reír hermanos míos...
1 comentario:
La risa es también un arma. No hay mejor ataque que a una estupidez que soltar dos carcajadas, poner cara seria e irte sin media palabra.
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