Otomo es un dibujante de cómic japonés, cuya obra Akira le catapultó a la primera linea de la escena de los años 80. Otomo es un visionario, un dibujante que a través de sus viñetas nos muestra los miedos más profundos del hombre, es decir, el propio hombre. Otomo teme al hombre, y nada más lejos de la realidad, ya que ve en él la incapacidad de gestionar un futuro mejor. Akira comienza en un post holocausto, el escenario es Japón, que queda destruida tras la tercera guerra mundial. En un ambiente de violencia y caos, los políticos intentan reconstruir el país a través del proyecto Akira. Akira es un proyecto científico, desata en ciertos sujetos un poder psíquico asombroso, que quieren utilizar para arreglar la situación penosa bajo la que se encuentra el país. Fe depositada en la ciencia. Un país descontrolado, donde la población ya no confía en los políticos, que son corruptos y les llevaron a esa misma situación que viven. En todo este tumulto, la idea de despertar a Akira es la solución propuesta para sacarnos de nuestros problemas. Como dice mi amigo Jorge "Akira es el nuevo mesías, es el que tiene que venir para arreglar todo el escenario que está hasta arriba de mierda". Así Akira aparece como el esfuerzo y la esperanza científica para salvar a la humanidad y la acaba condenando.
Está en sintonía con las llamadas distopías biológicas, donde el objetivo es la creación de seres a imagen del hombre, pero mejorados, modificados, que les haga más aptos y más peligrosos. No hay que ser muy listos para ver que estas fuerzas elementales que invocamos a través de la ciencia, y las infinitas posibilidades que nos ofrece la tecnología, no es que caigan en "saco roto", es que caen sobre nosotros. Todo ello despierta un sentimiento sublime tecnológico, sobre los límites del hombre y su relación con el mundo, pero el precio a pagar podría ser demasiado alto.
¿Quién domestica ahora a los seres humanos una vez el humanismo ha fracasado? ¿La ciencia, la religión, los políticos? Como dice J.L.Molinuevo "Estamos ante una ontología de las tecnologías como configuradoras de la realidad. Si a través de ellas acaba siendo patrimonio de las masas, entonces se acabó la realidad". Como en el romanticismo los sueños de la razón producen monstruos, podríamos decir que en el tecnorromanticismo los sueños de la razón producen la destrucción total. Estos peligros son los que Otomo plasma en su historia, recordando la idea, de que la memoria del futuro la da el presente. Es un tecnorromanticismo que guarda cierta relación con el nihilismo, en cuanto que el hombre pierde sus referencias, se olvida de ser hombre y cede esa responsabilidad a políticos de poca monta y a científicos chiflados. La humanidad ya no se plantea la dicotomía entre la luz y las tinieblas, la humanidad cae en la cuenta de que ya no sólo puede ser destruida por un poder superior, al hombre no le acecha un Dios enfurecido, ni unas catástrofes naturales o cósmicas, sino por la humanidad misma.
Debemos estar en guardia y tener clara esta idea, este nuevo estatus que ostentamos en el mundo natural. Hace diez mil años no podíamos destruir la tierra en una hora, hoy en día si es posible. El nuevo horizonte de posibilidades ha de entenderse desde una perspectiva de la responsabilidad, porque el mínimo desliz puede suscitar una hecatombe. El primer paso fue el siglo XX, donde Japón recibió el impacto de dos bombas atómicas. En ese momento sólo un país poseía dicho armamento, hoy lo tiene diez países más, con mayor alcance y potencia. Que seamos capaces de imaginar un futuro mejor es cuestión de cada uno, M.Shelly, Dick, Huxley y muchos otros no lo vieron nada claro, las fichas están sobre el tablero.
2 comentarios:
Precisamente miguel el hecho de que los japoneses sean la única nación del mundo que haya recibido el impacto nuclear en sus carnes (sin contar Chernobyl) le ha dado una visión del futuro muy lúcida, muy acertada y muy buena.
No sólo Otomo, sino también, por ejemplo, Shirow Masamune de Ghost in the Shell o Hideo Kojima con sus Metal Gear.
Ahora bien, Akira es una obra capital para entender el cómic actual en múltiples facetas. Yo creo que no sólo habla del humano como enemigo de si mismo (fruto de la bomba claro) sino que también nos expresa, cubierto por una historia fascinante, un dibujo excelente y un ritmo trepidante, las dificultades que tenemos para conocernos a nosotros mismos. Para llegar a nuestra esencia.
Akira es un personaje mesíanico, pero Tetsuo simboliza claramente a la humanidad, sus problemas, taras y posibilidad de redención. (Toma frase académica)
Es cierto, totalmente contigo. Tetsuo representa el poder divino en manos de un humano encarnando todas las facetas que nos hacen impredecibles, inconstantes y poco responsables. Sobre Akira cabría lugar una entrada muchísimo más extensa, podríamos hacer incluso un foro, pero lo que yo no he puesto lo pones tu, como siempre viertes rica salsa sobre mis entradas. Espero impaciente un comentario de Jorge, muy identificado con el universo Otomo. Ni que decir tiene, que el Coronel es uno de mis personajes favoritos, el pobre intenta guardar cordura en momentos límite, es el único de la clase mandataria que mantiene el interés por una sociedad podrida.Algún día escribiré algo sobre él. Gracoas Javi, hablaremos de Lituania.
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