Leí Drácula cuando pasaba un trimestre en Irlanda, allá por la antigua EGB, octavo creo recordar. Llovía tanto que lo único que hacía por las noches era devorar libros, hasta que me topé con la novela de Stoker, que por cierto era irlandés. Todo el mundo conoce la historia del vampiro por excelencia, aunque si leyensen la obra quizás cambiarían su visión de tal enigmático vampiro, cuya imagen se ha deformado en numerosas proyecciones y escritos baratos, donde nos lo muestran como un chupasangre sin escrúpulos en busca de doncellas indefensas. Drácula es más profundo, más enigmático, más excelso y señorial, y ante todo más humano. Desde el comienzo el libro me cautivó, me absorvió como una centrifugadora que me trasladó a las inhóspitas tierras de Transilvania, allá a lo lejos, en Rumanía. La historia se desenvuelve en el siglo XIX, donde la vida era muy diferente a la que ahora conocemos, era una época de buenas costumbres, de delicada educación y proceder, por lo menos en la esfera social en la que los personajes se desenvuelven.
El libro comienza con un personaje que cae bastante bien, un joven abogado londinense con una brillante carrera por delante, enamorado de la joven Mina, por la que siente un profundo amor, limpio, joven, y lleno de promesas de felicidad. La boda se celebrará en breve, pero antes su trabajo le hace visitar al Conde Drácula, que desea trasladarse a Londres y ha de solucionar numerosos asuntos legales antes de partir a la verde Inglaterra. Para eso envian a Jonathan Harker, la oportunidad que él esperaba para emprender una vida feliz y dar a su amada el sustento para formar una familia. Realiza un largo viaje, hasta el castillo del Conde, de casí un mes de duración, sabiendo de la gran oportunidad que tiene entre sus manos. Una vez llegado allí, todo se envuelve de una atmosfera misteriosa, un suspense que evoca espíritus y fuerzas del más allá, sucesos de profundos acontecimientos que enloquecerían a cualquier mortal de sano juicio... Su único medio de comunicación con lo que había sido "su mundo" es la correspondecia, que será un recurso literario empleado por Stoker para llevar el ritmo narrativo de su obra, cartas entre los personajes que reflejan sus inquietudes, sus deseos, sus preocupaciones, sus proyectos, sus miedos. A través de la propia escritura en primera persona Bram Stoker nos instala en el corazón de los personajes, y desde las primeras páginas el ritmo de la obra resulta trepidante, uno comienza a devorar las hojas y no quiere detenerse hasta saber más y más, intenta saciarse de todos los misterios que rodean los acontecimientos. En mi opinión, el tema central de la obra es el amor, pero no cualquier amor a modo shakesperiano, es un amor roto, un amor oscuro, un amor quebrantado y contaminado, un amor propio de un pérfido demonio que vive en la más profunda soledad, en un pasar de los tiempos que se vuelve más castigo que bendición, pero en definitiva es amor. Pobre Drácula que quiere amar, añora lo que el pasado sepultó, lo que el tiempo le arrebató y no puede ser traído de vuelta. Un amor que batalla entre la eterna dicotomía del bien y del mal, de la luz y las tinieblas, pero ante todo creo que es un amor humano, con ansias de eternidad y duración. Él no abandona su tierra por venganza, ni por conocer mundo, ni para alimentarse, ni para enriquecerse, sale a Londres, la gran urbe en busca de un nuevo amor junto al que compartir una eternidad. Evidentemente esto no es gratuito, Drácula trae infelicidad y sombra a aquellos a los que su sombra cubre, pero de la misma forma los humanos cobramos horrores entre nosotros a diario, demasiado humanos.
El libro comienza con un personaje que cae bastante bien, un joven abogado londinense con una brillante carrera por delante, enamorado de la joven Mina, por la que siente un profundo amor, limpio, joven, y lleno de promesas de felicidad. La boda se celebrará en breve, pero antes su trabajo le hace visitar al Conde Drácula, que desea trasladarse a Londres y ha de solucionar numerosos asuntos legales antes de partir a la verde Inglaterra. Para eso envian a Jonathan Harker, la oportunidad que él esperaba para emprender una vida feliz y dar a su amada el sustento para formar una familia. Realiza un largo viaje, hasta el castillo del Conde, de casí un mes de duración, sabiendo de la gran oportunidad que tiene entre sus manos. Una vez llegado allí, todo se envuelve de una atmosfera misteriosa, un suspense que evoca espíritus y fuerzas del más allá, sucesos de profundos acontecimientos que enloquecerían a cualquier mortal de sano juicio... Su único medio de comunicación con lo que había sido "su mundo" es la correspondecia, que será un recurso literario empleado por Stoker para llevar el ritmo narrativo de su obra, cartas entre los personajes que reflejan sus inquietudes, sus deseos, sus preocupaciones, sus proyectos, sus miedos. A través de la propia escritura en primera persona Bram Stoker nos instala en el corazón de los personajes, y desde las primeras páginas el ritmo de la obra resulta trepidante, uno comienza a devorar las hojas y no quiere detenerse hasta saber más y más, intenta saciarse de todos los misterios que rodean los acontecimientos. En mi opinión, el tema central de la obra es el amor, pero no cualquier amor a modo shakesperiano, es un amor roto, un amor oscuro, un amor quebrantado y contaminado, un amor propio de un pérfido demonio que vive en la más profunda soledad, en un pasar de los tiempos que se vuelve más castigo que bendición, pero en definitiva es amor. Pobre Drácula que quiere amar, añora lo que el pasado sepultó, lo que el tiempo le arrebató y no puede ser traído de vuelta. Un amor que batalla entre la eterna dicotomía del bien y del mal, de la luz y las tinieblas, pero ante todo creo que es un amor humano, con ansias de eternidad y duración. Él no abandona su tierra por venganza, ni por conocer mundo, ni para alimentarse, ni para enriquecerse, sale a Londres, la gran urbe en busca de un nuevo amor junto al que compartir una eternidad. Evidentemente esto no es gratuito, Drácula trae infelicidad y sombra a aquellos a los que su sombra cubre, pero de la misma forma los humanos cobramos horrores entre nosotros a diario, demasiado humanos.
Nunca entendí muy bien por qué Drácula muerde a Lucy, antes que a Mina. Por qué la arrastra hasta el reino de las sombras, precio a pagar por una eternidad en la noche. Por último señalar la tenebrosa grandeza del Conde, su larga experiencia entre los mortales, su sabiduría, su contacto con las fuerzas más elementales, su delicado trato con los animales, sus transformaciones, su dominio, su ímpetu, su señorío... Él nos muestra, en la tónica de la estética del romanticismo negro, que en la noche, en lo sublime, también se ven objetos. Todas estos elementos suscitan una atracción ante su figura, que podría ser comentada de forma mucho más extensa, así como la obra en general, esto no ha sido más que un breve escrito, de alguien que se prendó maravillado de la obra de Stoker.
2 comentarios:
Creo recordad que Drácula sólo aparece en un tercio de las página de la novela (físicamente el conde) pero desde luego su presencia impregna desde la primera letra hasta el último punto de la novela. Esa es la clave para mi de su éxito: la magnética atración del personaje. Tan magnética que un siglo y medio después ha sobrevivido a todo tipo de vejaciones (Drácula Negro....)
En mi opinión el primer mordisco representa la sexualidad del conde. Hoy en día Bram Stroker describiría un polvo salvaje, pero eran otros tiempos no?
No sabía lo de Drácula negro, pobre personaje, la más reciente es Drácula 3000, la quizás peor película de la historia.
El mordisco a Lucy siempre me sembró dudas, puede que tengas razón, que represente un impulso sexual del Conde, que ya en el castillo aparece con unos seres bastante lascivos, desde luego eran otros tiempos, y ese aspecto no pasó desapercibido entonces.
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