martes, 6 de octubre de 2009

Ciencia idiota.


Hoy en día predomina la concepción cartesiana del mundo, en el que el sujeto-objeto marca las pautas sobre la forma de entender la realidad. Esa concepción se ha ido desarrollando a lo largo de los siglos hasta tomar la forma del positivismo lógico de finales del siglo XIX, en el que el modelo experimental prevalecía sobre cualquier género de conocimiento. En el siglo XX la acentuación ha ido creciendo basándose en el proyecto técnico-científico que avalaba dicho conocimiento. Es un conocimiento respaldado por muchos avances, que nos han procurado una vida mejor. El avance sanitario, las comunicaciones, las construcciones junto a nuevas aplicaciones, electrodomésticos, informática, transportes... Es un hecho que nuestro horizonte de posibilidades ha aumentado considerablemente gracias a dichos hallazgos y debemos dar las gracias por los logros conseguidos.
No todo ha sido un camino de rosas, ya que el progreso científico-técnico abrió puertas que siempre debieron permanecer cerradas. El deterioro del medio ambiente, el desgaste desmedido de los recursos planetarios, la bomba atómica... Hay pues, un lado "oscuro" en ese aparente progreso que ha dejado un siglo XX lleno de miserias y hambre, cuando parecía que "todo"podía empezar a solucionarse. La fe en la ciencia no ha traído todo lo bueno que parecía prometer. Ese es un punto oscuro en la ciencia que no se nos recuerda con frecuencia, ya que lo que sí se recuerda es que tenemos que consumir, dicho de otra manera, tratan de desviar nuestra atención, o mejor dicho, de tapar ese agujero. ¿Quién lo tapa? la propia ciencia, que mantiene un puesto dominante en los "saberes" del mundo.
Con sus aplicaciones y el método experimental se erige como gobernadora del saber humano e incita a otras "ciencias" a seguir su camino. Un ejemplo de ello es psicología, que abandonó a Hegel para ponerse batas blancas y hacer experimentos con ratones. La sociología también busco su propio método para buscar la semejanza de resultados y "evidencias". Pero a la larga ha sido una equivocación intentar exportar el saber experimental que tan buenos resultados ha dado a la física o a la biología, a otros ámbitos del saber humano. En todo su orgullo se alzan como los salvadores de cualquier saber, de cualquier método, ante un ser humano que tiene múltiples dimensiones vitales en expansión y constante cambio, lleno de riquezas y matices no reductibles a una fórmula. Un saber científico que trata de dar respuesta donde ni debe ni puede. Decía Wittgenstein, que pese a todos los avances científicos, las cuestiones humanas fundamentales singuen sin resolverse. Así que me río, cansado de esa hegemonía de batas blancas que todo lo miden, que todo lo cuentan, que roban el aura de la experiencia personal, concreta, histórica, del momento en pos de una universalidad fría y válida para cualquier tiempo, para cualquier espacio. Cansado de su inoperancia en las facetas del ser cotidiano y personal, pues no les interesa lo individual, sino la igualación de circunstancias para poder aplicar en cualquier tiempo o lugar... Ladrones de aura... Me río de su discurso a la hora de hablar de lo humano, de lo propio, al hablar de lo que no deben decir. ¿Cómo hablar del arte en términos positivos? ¿Cómo interpretar el amplio abanico de vivencias bajo fórmulas y operaciones, dosis y medicamentos? ¿Cómo medir y trasladar lo humano al reduccionismo de miras y estrechez de pensamiento? Yo no critico a la ciencia, lo que sí critico es su afán por por colmar todas las áreas del saber humano, lo que critico es su necesidad de imponer métodos a lo que no es reductible a tal, porque la felicidad es de las personas, en todo caso tuya. No es cuantificable el sentimiento al ver un cuadro, o al escuchar o sinfonía de Beethoven, o tomarse unos pinchos con los amigos en un cálido clima de cercanía. Ni siquiera son dignos de tomarlos en serio, intentos de reducir lo humano a lo robótico, mente de metal y ruedas, a lo inumerificable, a lo nomotético. Idiota en su raiz hace referencia al que se despreocupa por los demás, el que no escucha, el que sólo se escucha a sí mismo. Por eso yo digo:
¡Ciencia, idiota!.

2 comentarios:

Javier Iglesias dijo...

ante eso solo voy a citar a Allan Moore:

"Empieza a parecer como si, eso, como si la ciencia fuera el vástago de la magia, pero de alguna forma la ciencia se ha ido haciendo mayor, y siendo esta hija una mocosa un tanto desagradecida, ahora se avergüenza de sus padres, porque la Magia está ahí sentada en una esquina dibujando formas en el aire, murmurando encantamientos y babeándose la barba. Pienso que a la Ciencia, si pudiera, le gustaría tener a la Magia metida en un psiquiátrico, o en algún asilo de ancianos, en uno de esos sitios donde no le avergonzara así. Pero como suele suceder con los niños que se rebelan contra sus padres, cuanto mayor te haces más te encuentras con que te vas pareciendo a ellos... "

Anónimo dijo...

La Economia Paretiana* busca y en cierta medida permite, maximizar el pastel, mas recursos y bienes para todos, mas beneficios para todos... pero no hay Economia (ciencia matematica sobre la creacion y flujo de riqueza) que reparta de manera justa ese pastel.

*El optimo de Pareto es un objetivo comun a todas las economias liberales. Este optimo se alcanzaria en un mercado perfecto, la riqueza y la utilidad creada por la actividad economica en tal mercado seria la maxima posible.