La realidad fue otra, ya queAmnesiac se mostraba como el reverso perfecto de su predecesor, el Kid-A. La diferencia estribaba en que era un poco más amable, algún componente de la banda (no recuerdo exactamente si Ed o Philip) lo explicó claramente, al comparar la visión de un fuego desde dentro y desde fuera. Si Kid-A era la visión externa de las llamas combustionando, en Amnesiac nos introducimos en su interior, dando una sensación de calidez, sin olvidar que todo ardía. Su relación con Kid-A es evidente, no sólo porque fueron grabados al mismo tiempo, sino porque las atmósferas recreadas y los ritmos marcados parecen casi parejos. Son diferentes caras de una misma moneda, y si nos ponemos un poco idiotas, uno no puede entenderse sin el otro.
Los dos son discos de sabiduría para el pasado mañana. No se ha dicho nada nuevo en el panorama musical de la última década desde la aparición de Kid-A y Amnesiac. Ha habido discos muy buenos, excelentes trabajos, pero si de lo que estamos hablando es de romper moldes, de generar tendencias y de abrir fisuras... no se me ocurre nada que se les acerque.
Son discos para el pasado mañana, no eran discos para su tiempo. De esto me he vuelto a acordar en Varsovia, en mis largos paseos por sus largos parques, donde el caminar de uno y la soledad del mismo, disponen al alma para la escucha sumergida y el sentido agudo.
1 comentario:
genial tu nota y maravillosos ese par de discos. Yo también recuerdo mucho ese año.
Publicar un comentario