viernes, 9 de septiembre de 2011

Frente al teatro de la muerte: alegría.

     El otro día amanecí eléctrico cuando descubrí en internet una entrevista de Peter Sloterdijk en el diarío "Le Monde". Allí expresaba sus puntos de vista sobre el derrumbe cultural en el que estamos inmersos. No voy a expresar aquí sus puntos de vista, me conformo con saber que no todos compartimos el mismo optimismo incrédulo, y que esas voces comienzan a ser escuchadas ante la falta de antibióticos de  nuestro sistema.

     Empaquetados en una lata de sardinas observamos por primera vez en mucho tiempo la posibilidad (muy real) de que mañana vivamos peor que ayer. Es la réplica de la caída del imperio romano, donde semanas antes de su destrucción total la gente seguía llenando los circos y las casas de putas.

     Es curioso porque esta idea tan novedosa no es para nada nueva. La idea del ser humano en progreso lineal e infinito a lo largo de la historia fue defendida por la mayoría de los autores que se han hecho oír en los últimos siglos, mientras que quién ponía en duda dicha estupidez eran tachados de locos, pesimistas, nihilistas, trastornados, incomprendidos y amargados.

     Ahora nos encontramos en una encrucijada que hace crujir al mundo, donde los cimientos tan sólidos y defendidos a lo largo de los últimos años y siglos, estallan ante el sublime espectáculo que provoca el hundimiento de una sociedad occidental que deja una bella estela tras de si...

     Porque la idea estética de que lo bello es lo digno de admiración es algo bastante superado. La destrucción, la bajeza, las explosiones y el desamparo también encuentran un lugar en el hecho estético, sólo hay que preguntarle a los románticos alemanes. Por mi parte voy a hacer un esfuerzo personal para estar alegre e intentar darle la vuelta a toda la fiesta que está montada, porque la risa, como ya he dicho en varias ocasiones, es arma y armadura frente a los acontecimientos que acontecen.

     Abrir bien los ojos, porque el momento que atravesamos es único, y bien merece ser observado con detenimiento para contárselo a nuestros nietos, si es que estos alguna vez, llegan a nacer.

     Una buena banda sonora para el momento del estallido total... Seguro que Dios tiene este tema en su Ipod.




5 comentarios:

Jaime dijo...

El mundo que se derrumba ¿Era el bueno?

Anónimo dijo...

Muy bueno xexu...

Miguel Fanjul Martínez dijo...

Pues mira Jaime, espero que el mundo que se derrumba no sea el bueno. Lo que sería indecente es tras todo el circo sean los mismos los que dirijan la orquesta.

Un abrazo enorme a los dos.

Miguel Fanjul Martínez dijo...

Jaime he estado pensando en tu breve comentario, porque me parece de un calado impresionante. Entre tanto espectáculo había olvidado que lo que se derrumba es lo que más detesto. Lo único que quiero es que no arrastre a "los demasiados" en su camino.

Pero bueno, decía Nietzsche que para construir había que destruir, y Heidegger afirmaba que para llenarse antes hay que vaciarse, supongo que esa es la dialéctica que somete la historia de la imaginación humana.

Anónimo dijo...

"ave caesar morituri te salutant"
Rosa Navarro