viernes, 3 de octubre de 2014
El Despertar
El otro día tuve la oportunidad de ver Waking Life, película densa que no me dejó indiferente. Me encontré un claro retrato de las paradojas de la posmodernidad, aunadas en bloques conversacionales, que se hilvanan buscando las posibles soluciones que acechan a la crisis de identidad en la que se ve sumida la especie humana.
Perfectos resúmenes de autores que tienen algo que decirnos sobre nuestro tiempo, sobre nuestra vida, sobre el sentido de una época que ha perdido todo referente y contacto con el mundo. Sartre, Nietzsche, Hume o Kant, teorías evolucionistas, antropológicas o críticas, apuntan sobre las contradicciones que acechan al ser humano en nuestra vida.
Un canto a la pérdida de la humanidad en su sentido más estricto, de la aniquilación del paraíso y su paradigma olvidado, se intenta recuperar la pregunta sobre nosotros mismos, el sentido y la dirección de nuestra existencia, su contenido más inmediato, qué hago yo aquí y qué papel aspiro a desarrollar.
El tablero y sus piezas aunque bajo aparente orden están sumidas en un caos, empezando por el lenguaje. El decir más fundamental se ha vuelto un problema para el ser humano, el lenguaje está enfermo, manoseado, anquilosado. La desaparición y destrucción de la palabra que cobra vida imposibilita la relación con el otro, sometido a estructuras pobres, economizadoras, burocratizadas, palabras carentes de sangre y calor, mecanizadas y reducidas, a modo de fría rueda y frío metal, que se desliza en nuestra vida cotidiana, incapaz de expresar hasta el más básico de los sentimientos.
Las paradojas de nuestro tiempo enfrentadas y sometidas al dilema de la estupidez, una súper especie que envía cohetes y satélites al espacio pero que condena a la pobreza extrema a la mitad del planeta, "avance" tecnológico e instrumental, que eleva una ola de optimismo que deja tras de sí una nada sobre otra nada, es el vacío y la mísera que acecha la condición humana de nuestro tiempo. Es la condena de todo supuesto progreso lógico que arrebata a la especie humana todo atisbo de amor frente a los demás, en una sociedad fuertemente conectada cuyas personas se sienten profundamente aisladas.
Es la idea de un progreso frente a la pobreza espiritual y a la pérdida de la humanidad referenciada a un consumo masivo y desmedido. Es una función orquestada por numerosos frentes, donde los medios de comunicación y su legión demoniaca, la publicidad, se encargan de anestesiar conciencias y limitar el horizonte vital de las personas, desembocando en la metástasis del mundo como circo y supermercado, la civilización del pixel y la irrealidad elevada sobre un modelo lógico carente de todo contenido que pretenda verdadera elevación. El espectáculo al que asistimos, propio de civilizaciones decadentes, que depreda identidades y anula el sentimiento condenando al adjetivo humanidad a la existencia dolorosa y al olvido de los otros, en una orgía de egos y apariencias externas que se agotan en la presentación misma. La amnesia que destierra a la humanidad de elevarse sobre ella misma, antes de su estallido y colapso final.
El diagnóstico es bastante claro, las respuestas están ahi, en nosotros, frente a nosotros, solo tenemos que empezar a movernos o fracasar, recuperar la historia de las ideas y el contacto real con los demás, alejándonos de cualquier sucedáneo axiológico que tan de moda están en nuestros días.
jueves, 5 de junio de 2014
Hipocondría de la belleza
"No está mal ser bella; lo que está mal es la obligación de serlo" Susan Sontang.
Comencemos por describir el panorama:
1-El cuerpo, las imágenes del mismo y su perfección, se ha transformado en la tiranía de los egos. Se persigue y se valora con demasiado afán el aspecto físico, ya no vale estar sano como antaño, ahora quiero tener un cuerpo diez.
2-Es una nueva tiranía de la superficie, convertida en obligación y deber, resulta que ahora estamos obligados a ser guapos y perfectos, nada es suficiente para alcanzar semejante meta.
3- Para ello existe todo un torrente de parafernalias que nos recuerdan la importancia esencial de este nuevo y desmedido deber: el consumo compulsivo de cosméticos, la obsesión por las dietas, la adicción a las cirugías, botox... cualquier recurso es válido para intentar hacerse con el prototipo de belleza, incluso una liposucción, rinoplastia o fotodepilación se vende como signo de clase. Es la nueva idiosincrasia occidental orquestada por la publicidad y el mercadeo. Se salta por los aires los límites reales de belleza, se busca lo natural y joven a través de recursos artificiales.
4-La nueva belleza no sólo la porta uno mismo, sino que es fotografiada y subida a Internet para que todos me vean. La nueva fotografía, lejos de valerse de criterios artísticos con cierta pretensión de elevación, tiene más aspiraciones sociales y de reconocimiento que otra cosa. Plataformas como Facebook o Instagram conducen a una exhibición en la comunidad, donde los seguidores que uno tiene son valores válidos de aceptación y popularidad del círculo que habitamos. Es una auténtica autoflagelación, un insaciable deseo de perfección diseñada en aras de la aceptación y el reconocimiento social.
5-El discurso es asfixiante y repetitivo.
6- Tanto es así que las personas ya dominan las posturas imposibles, elegir la mejor de las cuatrocientas "selfies" que tengo, colocarle unos buenos filtros y subirla a la red. La apariencia se hace pasar por realidad después de innumerables esfuerzos por lograr la toma deseada, si salgo sin aportar esa chispa perseguida, mejor no la subo, la borro porque estoy horrible.
7-La belleza es prostituida, se recluye a unos cánones delimitados por el famoseo, las portadas de revistas y el mundo de las superestrellas, haciendo que todos quieran ser iguales y a la vez creernos únicos, antítesis de la creatividad, las imágenes acaban por tener el mismo aspecto aunque todos nos pensemos súper especiales.
8-En el presente las identidades han estallado bajo los valores imperantes de la lógica de mercado, las apariencias hacen que las personas se agoten en la presentación misma. La plenitud corporal artificiosa funde el contenido del individuo y succiona todo atisbo de verdadera autenticidad.
Conclusión:
Si quieres puedes seguir el juego, perseguir al correcaminos, en el fondo la cuestión versa sobre la libertad y tu felicidad, puedes elegir entre ser más libre o seguir como has estado hasta ahora, tú decides. Quizás nunca puedas ser totalmente libre, al menos elige de qué no ser esclavo.
miércoles, 28 de mayo de 2014
Gravitando sonidos y emociones
De las muchas o pocas cosas que me ha dado la vida, la música ocupa un lugar insustituible. Si algún día me quedo sordo espero haber madurado lo suficiente como para masticar tan penoso trago. La música siempre acompaña mi actividad cotidiana, sin ella me cuesta entender y entenderme, en casi cualquier momento un disco o una canción están en mi recámara, esperando para dar forma a mi presente más inmediato. Profundamente relacionada con el sentimiento, son muchas las ocasiones en las que mis propias palabras no llegan a entenderme por mucho que me busque. Estando en el mismo lugar en el que estoy, me transfiero de plano, y sin saber explicar demasiado bien cómo, hallo en ella torrente de intensidad, multiplicación afectiva, ligereza y permeabilidad de todo cuanto me rodea. Me recuerda lo solo que me encuentro en esta vida y a la vez lo cerca que estoy de los demás, de mis pasados y recuerdos, compañías y vivencias masticadas a lo largo de los años. Su capacidad de transformar por completo la experiencia más cotidiana es más que vasta, irrumpe partiendo como un rayo los momentos de desidia, tristeza, alegría o conversación y diálogo con uno mismo. Como un mar que se agita en lo profundo, mis temas favoritos hacen retumbar mis tímpanos y me hacen mudar de piel, mutan mi ánima, que escondida entre la bruma y la sombra se ofrece a la evidencia de mis propios ojos cargada de cristalina claridad. Recuerdo cuando leía Schopenhauer, donde en la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad. Es ahí cuando todo toma un cariz totalmente distinto, el código del cosmos se descifra porque no hay mayor música que la realidad misma, hasta el mismo tiempo se dilata y se contrae, desapareces y te trasladas sin abandonar ni un segundo tu lugar, por eso recurro a ella con repetición, asiduidad, reiteración, continuidad y constancia. ¿Cuantas tardes en mi casa, o mañanas en el metro, o viajando o en la ducha, me sustraigo y me ubico en la mismidad de lo que me brinda o arrebata mi momento? Son demasiadas como para no haber escrito antes sobre ello.
miércoles, 21 de mayo de 2014
Matrix, filosofía y la madriguera del conejo
"Quería compartir contigo una reflexión sobre la enseñanza del pensamiento, o la importancia de la filosofía. No se por qué pero un día en la ducha empecé a pensar como hacer ver la importancia del pensamiento, de la filosofía, por qué es fundamental. Y me acordé de Matrix ¿recuerdas la escena en la que Morfeo le da a elegir a Neo entre dos pastillas?
Puedes tomar la pastilla azul y vivir en tu mundo tal y como lo has
hecho siempre o puedes tomar la pastilla roja y despertar, entrar en la
madriguera del conejo y entonces nada volverá a ser igual y verás el
mundo con otros ojos. Entendí que con el estudio de las ideas es igual.
Las ideas nos rodean, configuran nuestro mundo, vivimos a través de
ellas aunque no seamos conscientes de ello. Impregnan nuestra realidad,
no podemos sustraernos ya de ellas. Cualquier planteamiento vital,
cualquier actitud, cualquier decisión, está sostenida por ellas ¿cómo no
va ser importante VER esas ideas, identificarlas, descifrar ese código?
Por eso es importante estudiar filosofía. Para
seguir al conejo blanco, para entrar en la madriguera, descifrar el
código y ser más libre."
Esta entrada está escrita por sí sola, en conversaciones cercanas con un alma hermana, ahí lo dejo, tómate la pastilla azul y vive la vida como siempre has hecho, vive Matrix, o tómate la roja y sumérgete devolviendo la mirada al mundo, tírate por la madriguera del conejo.
lunes, 28 de abril de 2014
Diseñando vidas, electrocutando sueños
Cuando recuerdo lo que pensaba sobre mi futuro hace diez o veinte años, dónde terminaría y cómo iría el transcurso de mi vida, no puedo dejar de sentir vértigo y sorpresa. Yo tenía otros planes para mi, mi pequeño cosmos emitía otras luces y situaciones, en definitiva, tenía otra vida esperando ser vivida.
Cuando uno es joven no conoce la vida, no sabe que tiene que estar abierto a la multitud opciones que sin previo aviso aparecen y desaparecen. Somos hijos del azar, en un examen sorpresa del que nunca te han dicho que te vas a examinar, cuyo temario excede con creces a todo lo preparado. Podrían decirme que siempre ha sido así, que la vida te arrastra y te hace vivir ciertos episodios inesperados, que nuestros abuelos emigraron o a nuestros padres les pasó tal cosa. Tienen razón, pero nuestro presente muestra diferentes peculiaridades que ellos ni por asomo sintieron, aunque ahora, lo experiementan junto a nosotros en una fase diferente de su vida. En el caso de mi generación, la maldita postmodernidad se ha cebado con nosotros, la tormenta tecnológica, del pragmatismo, del individualismo deshumanizado. En un mundo más rápido, más global y más eficiente, nos hemos sometido a una transitoriedad difícilmente comparable a la que existía hace unas décadas, ayer estabas en un lugar, hoy estás en otro y mañana quién sabe. Ha habido una total desregulación de los parámetros laborables, el mundo se ha vuelto más loco e impredecible, cambiante e incierto. Tener hoy en día seguridad laboral es un mito, vivir en tu tierra un privilegio de unos pocos, es un tiempo nuevo, sin certezas, volátil, precario y contaminante.
Si la vida ya es de por sí, un torrente incontrolado de fuerza y caos que nos lleva a posiciones inesperadas, nuestra postmodernidad lo potencia y lo eleva al cubo. No sólo en el ámbito laboral, la familia nuclear también se distancia, pese a la cercanía que facilita el auge de los medios de comunicación, no pasan de espejismo y sucedáneo de la experiencia vivida junto a los otros. La planificación a medio o a largo plazo es absurda. Se escurre como líquido entre los dedos de las manos. Algo que acentúa esta característica es la depredación de la sociedad de consumo y los mercados impregnan todo, especialmente la relación con los otros que se vuelve consumismo individualizado y reciclable. Cuando se me rompe una cosa o me canso de ella me compro otra y listo, sucede cuando vas de tiendas y cuando quieres prescindir de tu pareja o amigos. Se abandonan los compromisos y lealtades con mucha más facilidad, existe la desconexión y la rápida desvinculación.
Cualquier intención de diseño compulsivo de un proyecto vital es una pérdida de tiempo. Las posibilidades de elección son mucho menores de lo que pensamos en un océano de fluctuaciones. El escaparate es amplísimo, pero a la vez engañoso. Con suerte uno puede elegir de qué no ser esclavo. Quizás siempre ha sido así, pero hoy en día, en nuestro tiempo, la volatilidad y el cambio está mucho más presente que hace dos o tres décadas. Ellos nos hablan de progreso, de logros y superación, pero la realidad es que las cosas están cada vez peor, ¿para qué engañarnos?
A estas alturas me imaginaba casado, con hijos, y con más respuestas que preguntas. Lo habitual ha sido estar cediendo bajo la presión, perdiendo el contacto, permanecer escondido entre las sombras, una maldita condición que me mantenía arrinconado con el mundo. Y ahora, echando la vista atrás entiendo por qué. Responder a la pregunta de quién soy o qué va a ser de mi me parece una actitud cuanto menos delirante, diseñar vidas y aferrarte a modelos es morir electrocutado. Sloterdijk llama a nuestro entorno “la ciudad amurallada” que ya no es un refugio como lo era antaño frente a bestias, piratas y bandidos, sino fuente esencial de peligros. La naturaleza no es ya un entorno hostil porque la hemos domesticado, a la nueva naturaleza que debemos temer es la que nosotros hemos creado. La sentencia de Sloterdijk me parece acertada, son en los muros de las grandes urbes protectoras donde uno lucha contra sus miedo individuales y globales. Me siento rehén de la falaz sociedad del bienestar, desconfío de los tecnócratas, de los políticos y las instituciones estatales, de Wallstreet, de las polizas de seguro, del sobrepeso de información, de la venta de imágenes orquestada por la publicidad y de la NSA monitorizando mis comportamientos. Definitivamente, siento nostalgia de los sueños que tuve, ahora he despertado y ya sé que no sé absolutamente nada de lo que me tocará vivir. Admito que me gustaría que rodasen cabezas, cercenadas con fina katana, pendiente abajo hasta hundirse en el verde fango.
martes, 8 de abril de 2014
La serpiente de uróboros
Es la serpiente que se muerde la cola, la serpiente de uróboros, el dragón que se devora a si mismo, símbolo del eterno retorno y el espíritu cíclico, lo inagotable, así son nuestros deseos, nuestra misma esencia. Con una mirada rápida vislumbramos que nuestra cultura presente sobrevive de deseos, las personas quieren compulsivamente, el deseo es una de las claves para entender el paradigma actual, la podríamos llamar la cultura de la avidez y la insatisfacción. Nuestra sociedad de consumo es una sala de deseos programados, y sus centros comerciales la encarnación del mismo deseo, su paraíso, con una gran dosis de seducción propiciada por las promesas de la publicidad. José Antonio Marina se refiere a nuestro tiempo postmoderno como" proliferación de ansias, codicias y concupiscencias", sujetos a la insaciable vorágine del consumo, en cuyo producto siempre existe una promesa de felicidad para el comprador (que por cierto, pocas veces se cumple).
Goethe, fruto de su tiempo, ve en el amor y en el deseo "las alas del espíritu de las grandes hazañas" como se ve reflejado en la mayor parte de los personajes de su obra. Deseos elevados de grandeza nunca exentos del peligro de las pendientes resbaladizas. Existen entonces muchos tipos de deseos, algunos elevados, otros odiosos y otros imposibles de enmarcar, hay tantos como personas existen, lo que parece claro es que somos energúmenos del inconformismo. Siempre queremos más, imposible saciar todos los apetitos, todos los detalles, siempre terminamos por devorarnos porque incluso nuestros deseos más perseguidos, en ocasiones, no logran saciarnos una vez conquistados. Deseos terrenales y deseos espirituales, tantos unos como otros atan, aunque en nuestro tiempo, por extraño que parezca, deseo-posesión-felicidad son la triada de la gran falacia. Quizás lo que sucede es que ni siquiera sabemos desear. Sed de querer, de tener y de exigir al mundo, constantemente, cada mañana, cada momento, cada turno o cada mediodía. No sabemos estar quietos, un torrente de exigencias personales que plantamos al mundo a la espera de que este se transforme en nuestro particular jardín de rosas. Así es la humanidad, así somos nosotros, sueños y esperanzas que alimentan la insatisfacción.
¿Pero acaso podría ser de otra manera? Si y no, lo que parece claro es que el dominio de los deseos es médula espinal de una vida que se pretenda más feliz. Los budistas ven el apaciguamiento del deseo como vía para la sabiduría, Spinoza dice que somos deseo, quizás lo imposible es no ser lo que somos. Voltaire señalaba que "sólo es inmensamente rico quien puede limitar sus deseos", mientras que Epicteto de Frigia decía "No pretendas que las cosas ocurran como tú quieres, desea, más bien, que se produzcan tal como se producen, y serás feliz", dicho de otro modo y en consonancia con las grandes sabidurías, aceptación de lo real hasta sus últimas consecuencias (no equiparar al malentendido conformismo). Es la serpiente que se muerde la cola, la serpiente de Uróboros, el dragón que se devora a si mismo.
miércoles, 2 de abril de 2014
Un mundo feliz ;)
Vivimos comunicados, pero nunca hemos estado más alejados del vecino que en nuestro presente. La realidad es que el mundo interconectado ofrece una plurivocidad de medios y formas para interactuar con el otro, de decir o trasmitir, de incidir en el mundo sin importar dónde estemos y hacernos partícipes de la gran comunidad. Todo un parque tecnológico a nuestros pies para desembocar en una profunda esterilidad de contenido. Como ocurre frecuentemente, lo que se hace pasar por real no es más que una ilusión. Es un enorme escaparate de posibilidades diluidas, mercadeo de egos, donde la distancia es mayor precisamente por la sensación de poder que parece brindar, pero que en última instancia desemboca en una escisión de esferas individuales, los hábitos perceptivos de los usuarios se atrofian en un océano de conexiones en las que somos partícipes.
El marco cultural postmoderno estalla de dolor cuando la inclinación y la tendencia no es hacer un mundo feliz y mejor, sino la venta de imágenes que se agotan en la presentación misma, sin traer los beneficios del progreso humano prometido. Las fuerzas económicas y el narcisismo individual se liberan de aquella misión liberadora, los usuarios pueden entrar y salir sin trabas ni dolor a pesar de tener a su alcance los medios necesarios para vislumbrar los aspectos más básicos que la humanidad necesita resolver con urgencia, pero los apremiantes cambios siguen sin llegar ya entrados en el nuevo milenio.
Todo es fugaz, todo parece deslizarse, mudamos de piel como la serpiente, saltamos de contenidos y nos deslizamos sutilmente sin advertir que se nada en una nada, en un complejo bucle enfermizo que parece renovarse cada día sin ser más que un delirio de sucesos que no conducen a ninguna parte. La persuasión de la palabra escrita recibe una estocada, la imagen y proyección de lo que somos o queremos ser se abre paso sin firmes argumentos, porque su nueva arma es una terrible seducción que disfraza y oculta, que entierra su vacío e inutilidad. Sólo se muestran las ventajas de una era tecnológica que nos asegura elevarnos como nueva humanidad disfrazando todas sus miserias, pero de una manera tenue nos inculca un veneno paralizante y vaporoso que oculta nuestro bochornoso retraimiento como especie súpercivilizada.
Por eso desconfío del discurso tecnológico, por eso dudo de las promesas sobre las que se eleva, por eso me mosquea su apremiante optimismo con las dibujadas sonrisas que muestran sus anunciantes, por eso recelo de nuestro patio de recreo y me escaman sus patologías, por eso me cago en su puta madre.
jueves, 27 de marzo de 2014
Un mundo de gente incompleta
martes, 18 de marzo de 2014
Genética de la mentira
Pensamos que los
conceptos definen realidades, por eso Orwell decía que si quieres
cambiar la realidad mejor empieza por el lenguaje, y esto es así
porque identificamos lenguaje y realidad. A lo que nombramos le otorgamos una realidad, pensar en cualquier concepto habitual como planta, amor u otros más residuales como "opinión pública" o cualquier slogan molón de Coca-Cola. Las
sociedades actuales son sociedades de la información. Los medios
acaparan toda una red de temáticas que inciden en el individuo y
condicionan su modo de vida (modas, MTV, películas de Holywood, publicidad). La estructura y el lenguaje que proyectan esos medios de forma masiva y sin pausa, involucra al
individuo en un juego con el mundo circundante de confusión y caos.
Los frentes son diferentes pero operan bajo un mismo sesgo. Elementos
como los mercados y la publicidad, la banalización de la política y
la democracia, la ausencia y la hipocresía de valores son aspectos
que irrumpen en la esfera del individuo. La realidad queda reducida a
un embrollo de imágenes insustanciales y la cultura estalla de
dolor. Hasta tal punto es así que el lenguaje se ha convertido en un
obstáculo, un enmascaramiento que impide a las personas elevarse y
recuperar la tensión vital que les ha sido arrebatada, y por tanto
olvidada, nos han adormecido y frente a esto llega la queja de
Nietzsche. El lenguaje con el que nos desenvolvemos no trasmite la
vitalidad y la plurivocidad de la vida, más bien la aparta y la
reduce, mutilándola y recibiendo un eco de la lejanía. Estamos
presos en una telaraña de conceptos e imágenes que nos impide tomar la vida
desde una nueva perspectiva que salte por encima de las calumnias de la sociedad de la información y la publicidad.
Por eso podemos afirmar
que el lenguaje adolece un doble mal, el primero al haber perdido su contacto y
su pulsión con la vida, y el segundo porque ya no nos permite expresar nuestros
sentimientos más básicos. Si decimos que el
lenguaje ha perdido su conexión con la naturaleza es porque opera
como una rueda de metal, como un engranaje que escupe y construye una
nada (publicidad, medios de desinformación, discursos políticos, estadísticas...). Los conceptos definen formas y le dan nombre. Lo que hacen es
fragmentar la realidad en trocitos, la separan y la aíslan, ponen
límite a las cosas y nos entendemos por puro convencionalismo.
Entendemos los conceptos como una realidad cuando no son más que
imágenes del mundo, pura farsa vamos, y así nos desenvolvemos, cada día más, en la genética de la mentira.
miércoles, 12 de marzo de 2014
Europa y la cena de los idiotas
Europa está idiota, da pena ver a la gran Europa hundida en el despropósito y en la más absoluta ceguera. Al margen de los acontecimientos y las normas que marcan nuestro tiempo, Europa ha perdido aquella grandeza que supo parir en algunos momentos estelares de la humanidad. ¿Dónde está Europa? Europa está en ninguna parte. Incapacitada de discurso y gobernada por ineptos corre el riesgo de perder en una sola mano lo que ganó en siglos. La Desunión Europea está patente en sus políticos y en sus instituciones. Instituciones que se muestran ineficaces y que han perdido toda la fuerza y propósito para lo que fueron creadas. No hay que ser muy listo para percatarse de que todos los mecanismos institucionales sobre las que se elevó, han caído en el más mísero descrédito, inutilidad y desprecio por el ciudadano.
Es la sonrisa perversa de la mediocridad la que ha conquistado Europa. La imbecilidad derivada en incapacidad. Qué difícil resulta ascender y que fácil y precipitado resulta descender. Qué pena, que tan enfermiza Europa sea incapaz de diagnosticarse a sí misma de la enfermedad que la devora. Quizás lo que más me duele es que existen ideas y soluciones de brillantes ciudadanos a los que se aparta sistemáticamente para no alterar el orden establecido, en aras de perpetuar la imbecilidad que campa por sus instituciones. La idea de continuar caminando por un sendero que se vuelve más estrecho y que ellos se empeñan en convencernos de que es la única vía "de crecimiento". Europa está delgada, o quizás demasiado inflada de cerdos, lo mismo me da. No soy apocalíptico, generalmente quien utiliza ese término es la típica mente enfrascada en el salón de su casa, que ignora la fragilidad de la historia y el sufrimiento sobre el que se eleva una cultura, es decir, a base de sacrificios. Y los sacrificios de hoy en día no se establecen en base a hacer una Europa mejor, sino de perpetuar en el sádico error al que nos condenan los políticos y sus desorientados políticos.
La responsabilidad del ciudadano es obvia. Un ciudadano que en su mayoría no ha vivido el terror de una guerra. Pero es que hasta de lo malo se sacan buenas enseñanzas. Ya señalaba Yukio Mishima que una población que no conoce los horrores bélicos corre el peligro de padecer un adormecimiento peligroso. el nuestro está potenciado por la falaz "sociedad de bienestar", tan sádica como perversa. Sádica por el alto coste humano que provoca, y perversa por la indiferencia de quienes la sostienen. Sin duda, una falta total de compasión hacía los más próximos, nuestra propia especie.
martes, 11 de marzo de 2014
Feminazis a la taza
Hoy en día hay ciertos temas que no se pueden tocar, que apenas son opinables porque en el momento que pones el dedo sobre ellos sin seguir el orden imperante, una manada enloquecida se tira sobre ti. Te expones a que te arrojen toneladas de mierda sobre tu cabeza, posiblemente deseándote la muerte. Hoy me dispongo a tocar uno de esos temas, una de esas vacas sagradas, el feminismo. Podía haber sido otro tema, como la evolución o la ecología, pero llevaba tiempo con ganas de tocar el movimiento feminista.
El feminismo está de moda. Encuentro muy enriquecedor y realmente necesario, que nuestra cultura reconozca algunos derechos que inexcusablemente se ha vulnerado contra las mujeres, es un buen índice de justicia y de salud social e institucional reconocer y equiparar al hombre y la mujer en muchos de los ámbitos que marcan nuestro tiempo. Paralelamente a ese merecido reconocimiento, un sector ha mutado en nido de tarántulas, emergiendo de la más absoluta oscuridad, apropiándose de un discurso cargado de veneno manipulador y paralizante, el de las feminazis. Especialistas en radicalizar ideas hasta límites insospechados, reptan cual mamba negra, amedrentando a todo aquel que no claudique a sus ideas, en muchos casos absurdas, basadas en falsos estereotipos, poniendo al varón o mujer que disienta en el punto de mira. Se enroscan en tu cuello, para tener su afilada mordedura a un palmo y darte muerte.
O estás con ellas o eres un machista de mierda, y si es una mujer la que disiente, es una esclava lobotomizada por una herencia cultural que no le deja ver más allá de sus propios zapatos. O comulgas con algunas de sus idioteces o te arrojan al ostracismo. Mira, yo nací en el 83, así que no cargues sobre mi el peso de toda una historia de vejaciones. Imbécil o imbécilas, se inventan palabras para estigmatizar a los que hacen del lenguaje una herramienta de comunicación y no un arma ideológica. Así ascienden las tarántulas al trono. Esas ultras del feminismo, caen del cielo como si de una lluvia de erizos se tratase, han creado una esfera peligrosa entorno al movimiento, cualquiera que entre a debate sale con profundos hematomas por todo el cuerpo. Muchos de sus argumentos y defensas son absurdas, basadas en falsos estereotipos y elevadas sobre torpes mecanismos de ingeniería social. Es común escuchar como retuercen sus argumentos para estrangular a una verdad asfixiada y vomitarla por los rincones de las calles a pleno vocerío.
Empiezas a escuchar a analfabetas e indocumentadas cómo debes hablar, cómo debes escribir, que tal término es machista y que eres un misógino por hablar así. El nacimiento de nuevas palabras para dignificar el discurso es obtuso e inepto, de progres, capaces de crucificar las ideas de cualquier varón gritando como ardillas infectadas. Algunas odian el machismo pero se hacen fotos en plan mujer objeto, o se ponen un escote hasta el ombligo y te ponen cara de asco por mirárselo.
Es ensordecedor el ruido que provocan las feminazis, equiparable a una banda de chacales. Con su discurso excluyente campan a sus anchas por todos los sectores de la sociedad llenando de mierda prácticamente todo lo que tocan, amedrentando a quien ose contestar o poner en duda su palabra divina. No espero aceptación alguna por su parte, porque su grado de talibanización en aras de una liberalización de la mujer no se lo permite. Feminazis, luchar por vuestros ideales, gritar más alto si queréis, la realidad es que sois un auténtico coñazo.
lunes, 10 de marzo de 2014
La Verdad embaucadora
La verdad, esa mujer a la que todos pretendemos seducir, la ninfa que persigue la conciencia para dar sentido a lo que somos. Ataviada con ropas blancas, su piel de rana la hace escuálida a las manos de la razón, una razón perdida en oscuros bosques de ilusión. No tiene dueño ni dueña, nadie la ha visto ni encontrado, pues muda de aspecto y de lugar, de época y conciencia.
Tras muchos siglos la impostora, vuelve a transformarse tomando como coro, nuevas voces engañadas, con bata blanca y rodeada de roedores, sus cantos y alabanzas toman contornos numéricos, de cifras y fórmulas, predicción de un mundo que pretende ser explicación del mismo. Tan perdida y extraviada, se erige en un nuevo trono, fría como el hielo, reducida esclusa de sentidos, de método y aplicación.
La Verdad, escrita con mayúsculas es inalcanzable, cada época, cada individuo o conciencia defiende la suya, pero como propia. Eso no significa que en los hechos no esté patente cierta verdad, pero no La Verdad. Hoy en día nos encontramos con dos verdades de nuestro tiempo que dejan bastante que desear: publicidad y cientifismo.
La primera se ha apropiado de la belleza y falsea la realidad, la segunda es reductora, fría y esclava de un método, tan limitado como las pruebas que contiene para demostrar. Una, es engañadora de ilusiones y la otra es tuerta y tartamuda, trapacistas cercenadas. Ambos discursos pretenden apropiarse de la vida y dan lecciones de la misma, pero poco o nada saben de ellas mismas. Retorcidos son sus cantos y adornados con claveles, captan la mirada y los anhelos de las almas. Individuos extraviados que dibujan una nada sobre nada, pues la vida es mucho más que todo eso.
martes, 4 de marzo de 2014
Naruto y la filosofía de Nietzsche
Alejándonos de estrictas lecturas académicas, Naruto encarna algunas pinceladas del pensamiento del filósofo alemán Friedrich Nietszche. No estaría de más establecer algunas comparativas que hacen de Naruto un ninja con voluntad de poder, que aprende a reir como hace Zaratustra y que sabe de los secretos de Dioniso, para danzar y para sufrir.
Si para Nietzsche el dolor, es una forma de comprender la realidad misma que vivimos, Naruto es un personaje que conoce el sufrimiento desde una temprana edad, el rechazo del prójimo y principalmente la soledad. "Lo que no te mata te hace más fuerte" es una de las máximas que encierra el pensamiento nietzscheano, un escenario perfecto para conocer los avatares y desdichas de la existencia. Naruto desvía las sinergias del sufrimiento y las usa como pilar para el crecimiento. Ese es el camino solitario que Naruto emprende, huérfano, sin conocer el calor de una familia e incomprendido por el prójimo. Sin duda es conocedor de la lección del sufrimiento desde que nació, la tiene inscrita con sangre desde que llegó al mundo.
"¿Qué es ser bueno? ser bueno es ser valiente" reza Nietzsche.
Naruto a su modo dice " Escúchate gritando y quejándote como una pobre víctima, puedes lloriquear todo el día para lo que te importa, tú no eres más que un cobarde".
La valentía y el arrojo forman parte de su idiosincrasia, no teme al peligro, hace de éste un camino para alcanzar elevadas metas. Nada lo detiene, a sabiendas de que quiere recuperar a su amigo Sasuke, ser el mejor ninja de la aldea y crear un nuevo mundo shinobi, pondrá todo su cuerpo y toda su alma para conseguirlo. Sus valores por encima de las propias estrellas, y su exuberante personalidad junto con el fuerte deseo de superación impactan fuertemente en la vida de quienes le rodean.
Nietzsche dice que "si tienes un por qué para vivir, puedes soportar cualquier cómo". Y así ocurre, cree en los valores que defiende con tanta fuerza que puede enfrentarse a lo que sea, pura voluntad de poder. Es un nuevo hombre, es la voluntad de poder encarnada en un ninja, capaz de tensar su fuerza y apuntar hacia lo alto.
Ya en una época más tardía, en uno de los momentos culmen de su historia, le dice a su compañero Sai, con tal de recuperar a Sasuke:
"¡No me importa quién sea el adversario! Si me arranca los brazos, lo patearé hasta la muerte. Si me arranca las piernas, lo morderé hasta la muerte. Si me arranca la cabeza, lo miraré fijamente hasta la muerte. Y si me arranca los ojos, lo maldeciré desde el infierno. Aunque me hagan pedazos, ¡ese es el camino que elegí!"
Ama a sus amigos con locura,"mis amigos es lo único que me reconcilia con la existencia" escribe Nietzsche en sus cartas, idea que también acompaña a Naruto a lo largo de su historia especialmente con el amigo que considera perdido, Sasuke, clave para el desarrollo de su identidad y su historia personal.
Su torpeza hace que experimente siempre con las fuerzas del cuerpo, utiliza su fisiología y experimenta con el mismo cuerpo para potenciar sus técnicas, pone el oído en las capacidades corporales y las escucha atentamente, alcanzando una nueva meta con su modo sennin. Su inteligencia no es su batuta más fuerte, es por eso que vuelca sus sentidos para aprender a escuchar de las posibilidades de su cuerpo, al igual que hace Nietzsche en boca de su amado Zaratustra.
Se podría escribir mucho más sobre la relación de la filosofía con todo el amplísimo mundo que da vida Kishimoto, como la figura del odio como fuente de incomprensión hacia el mundo, yo sólo me he centrado en su grandísimo y amado protagonista, Uzumaki Naruto.
La montaña de Zaratustra
"Todo el mundo no nace como Zaratustra riendo; todo el mundo no nace como Dioniso danzando; todo el mundo no sabe ver como Heráclito, que el mundo es un juego divino. Todo ello hay que aprenderlo." Luis Enrique de Santiago Guervós, Arte y Poder.
Estas tres nuevas categorías: risa, danza y juego, han de tomarse como categorías estéticas a la hora de establecer lazos y trato con nuestro mundo más inmediato. No a modo de contemplación, sino como forma de actuación en el teatro existencial.
La risa elude y diluye la seriedad de un mundo que por lo pronto se vuelve hostil a la experiencia que habita en ella, el sufrimiento toma distancia y se aligera, es arma y armadura frente a la seriedad del mundo.
La danza es un ciclo de fuerzas, que va desde lo más alto hasta lo más bajo. Si el bailarín toma fuerzas del suelo, para saltar y mantenerse en suspensión durante unos segundos, nosotros podemos canalizar la fuerza de la bajeza para levantar un nuevo rumbo con su fuerza. De lo más hondo se extraen fuerzas para buscar la elevación frente a los avatares de una existencia que nunca se dijo fácil, siempre en constante cambio y movimiento. La vida, aquello que escapa a toda razón o comprensión, entendida como juego divino. Juego divino porque nos supera en todas sus facetas, un juego de fuerzas que retoma a una inocencia alejado del pensamiento plomizo y monolítico. El juego desenreda, deshinibe y aparta lo que merma, retoma la espontaneidad de los sentidos. Todo aquel que apunte a lo alto, aprenderá primero que la vida es un juego, en el que se danza y se ríe.
lunes, 3 de marzo de 2014
Sobre la raza humana y otros absurdos
Este post trata sobre la raza humana y otros sin sentidos. Casi todos nosotros creemos que la humanidad está en mejor lugar que hace dos, cuatro o diecisiete siglos. Tendemos a pensar que a medida que han pasado los años, los avances tecnológicos han propiciado un verdadero desarrollo a la comunidad humana del planeta. Ahora disponemos de medicinas que antes no existían, explotamos recursos como el uranio para abastecernos de energía, nos desplazamos en modernos y veloces transportes, nuestras casas son más sólidas y seguras, podemos hablar con gente que está al otro lado del mundo con una simple llamada, y así sucesivamente. El conocimiento humano ha alcanzado unas cotas que a uno le dan vértigo, y la tendencia es a creer que a medida que pasa el tiempo las cosas irán aún mejor.
Algo diferente sucede cuando miras los pies de nuestro gigante cultural, los que están debajo de. Sobre la cabeza del gigante encontramos una corona de oro, pero sus pies se hunden en el más apestoso de los pantanos.
Hoy en día, en la era que nos venden como global, asuntos tan básicos como la alimentación, siguen depredando vidas que se cuentan por millares cada minuto. El hambre en el planeta es un problema de no muy difícil solución, de hecho, está propiciado por las políticas agroalimentarias de tres o cuatro grupos que les interesa el monopolio de la industria a costa de hundir en la miseria a millones de personas.
La humanidad nunca había sido tan rica ni tan capaz de producir riqueza como ahora, aunque intenten convencernos de lo contrario, y aún así muy poco se hace si lo equiparamos con la gravedad y el dolor que conlleva. El gasto en armamento en un sólo año es quinientas veces superior a lo necesario para terminar con las hambrunas más activas del planeta de forma contundente. Si hoy en día, la vida de personas con enfermedades perfectamente curables, siguen defenestrándose porque el laboratorio farmacéutico de turno, guarda la patente de una vacuna inventada hace treinta años, es que algo se está haciendo realmente mal. Y todo ello no es por falta de medios, sino por falta de voluntad.
Se irrumpen sistemáticamente derechos fundamentales a sabiendas de gran parte de la población, y aún así poco sucede o poco cambia. Mi pregunta es, ¿por qué sucede todo esto? ¿cómo es posible que hagamos posible un mundo así? ¿cuáles son los verdaderos valores sobre los que se asienta nuestra cultura? ¿qué visión se supone que debemos tener de nosotros mismos? Ser optimistas respecto a nuestra condición es casi un pecado, normal que me guste Schopenhauer y todos los filósofos de la sospecha, que con su fino olfato percibían la podredumbre sobre la que navegaba nuestra cultura. La realidad es que cuando uno ve a la humanidad es para que el alma se le caiga a los pies, y desde hace tiempo que el adjetivo humanidad no me trae nada bueno a la cabeza. No estamos tan bien ni somos tan buenos.
viernes, 28 de febrero de 2014
Claves para entender el bosón de higgs
¿Qué es el bosón de higgs?
Nadie sabe lo que es el bosón de higgs: si le preguntas a varios expertos ninguno de ellos te dará una explicación clara, y si lo hace, te estará contando un cuento muy complejo. A día de hoy estamos todavía muy verdes para profundizar en la cuestión que se plantea.
¿Quién es Higgs?
Peter Higgs es un físico cuyo trabajo, presentado hace unas décadas, fue ignorado sistemáticamente por la comunidad científica por considerarlo irreal e imaginario. Curiosamente ahora lo elevan a los altares porque creen que el modelo teórico que expuso, puede sacar a la física del callejón en el que se encuentra. Ese trabajo hablaba de una partícula con propiedades únicas, un bosón que emite un campo, por lo que ahora se le denomina, el bosón de higgs y campo de higgs.
¿Por qué buscar algo que no sabemos aún de su existencia?
Bueno, la física cuántica trabaja con lo que se conoce como "modelo estándar de partículas". El modelo estándar es un conjunto de fórmulas que describe el universo de lo microscópico con un grado de predicción magnífico a la hora de resolver sus problemas, pero todos creen que falta una pieza, el bosón de higgs sería la pieza que nos falta para dar un paso más en nuestra interpretación de la naturaleza.
¿Por qué se piensa que falta una pieza, si todo funciona bien hasta ahora?
Nuestra física de partículas no contempla la fuerza de la gravedad. Es curioso que la fuerza de la naturaleza que primero hemos conocido y a la que estamos todos acostumbrados no se describa en el plano atómico a través de ninguna de sus partículas. Sabiendo que la física no puede obviar una de las cuatro fuerzas fundamentales, y ante los nuevos desafíos que los físicos se van encontrando, tienen la esperanza de que el bosón de higgs complete el cuadro para describir a un nivel más profundo el mundo que habitamos.
¿Qué se supone que debe hacer el bosón de higgs?
El bosón de higgs debería ser una partícula muy difícil de detectar, de muy reducido tamaño y una vida muy corta, por eso se cree que es tan esquiva a nuestros detectores de partículas. Esa partícula que tan escondida se cree que está, emitiría un campo que determinaría el por qué las partículas que conocemos guardan las propiedades que vislumbramos, especialmente en lo referente a su masa y propiedades que las componen.
¿Por qué se le llama la partícula de Dios?
Se le puso ese nombre porque vende más, y hoy todo se compra y se vende. El propio Higgs reconoce que no le gusta esa denominación.
¿Se va a encontrar el bosón de higgs? ¿Qué pasa si no lo encuentran después de construir el CERN, que es un experimento de miles de millones de euros?
Nadie lo sabe, pero los físicos creen que si. Si lo encuentran nuestra comprensión del mundo físico vivirá una nueva revolución. Si no lo encuentran es probable que hallen algún elemento nuevo y misterioso no contemplado hasta el momento. Indiferentemente, seguro que tras su detección, la partícula albergue propiedades nuevas que reformulen la tesis primitiva del bosón de higgs con la que partimos de salida. Incluso ahora, desde hace un par de semanas, se piensa en más partículas, no sólo los bosones, sino que los fermiones, pueden dar lugar al campo de higgs.
¿Hay algún ejemplo claro y sencillo para entender como funciona?
No, a mi juicio no hay ejemplos sencillos. El bosón de higgs busca respuesta a la pregunta de por qué las partículas tienen las propiedades que vislumbramos, especialmente las relativas a su masa, por qué unas tienen más masa que otras. Se cree que el bosón de higgs emite un campo que afecta a la formación de las partículas, su interacción con el campo determinaría sus propiedades.
Lo más sencillo que he leído es el siguiente ejemplo:
Si yo entro a una fiesta con Obama, y tanto él como yo queremos llegar al otro extremo donde se encuentran los baños, yo llegaré primero, pues todos los invitados irán a saludar al presidente y le detendrán en cada paso (se verá más afectado por el campo de higgs). Mi existencia pasará casi inadvertida, y alcanzaré antes el final de la sala. Posiblemente yo sería una partícula con muy poca masa y Obama todo lo contrario.
¿Cuanto tendremos que esperar para obtener resultados?
No lo sé, yo no leo el futuro, quizás el mundo perezca la semana que viene a manos de una civilización extraterrestre o de focas que vomiten ácido corrosivo.
miércoles, 26 de febrero de 2014
Oda a la vida
De Nietzsche y Lou Salomé.
Oración a la vida
Oración a la vida
¡Sin duda, un amigo ama a un amigo
como yo te amo a ti, vida llena de enigmas!
Lo mismo si me has hecho gritar de gozo que llorar,
lo mismo si me has dado sufrimiento que placer,
yo te amo con tu felicidad y tu aflicción:
y si es necesario que me aniquiles,
me arrancaré de tus brazos con dolor,
como se arranca el amigo del pecho de su amigo.
como yo te amo a ti, vida llena de enigmas!
Lo mismo si me has hecho gritar de gozo que llorar,
lo mismo si me has dado sufrimiento que placer,
yo te amo con tu felicidad y tu aflicción:
y si es necesario que me aniquiles,
me arrancaré de tus brazos con dolor,
como se arranca el amigo del pecho de su amigo.
jueves, 20 de febrero de 2014
Ojos que no ven corazón que no siente, ¡y una mierda!
Se suele decir que ojos que no ven corazón que no siente. Por lo general se atribuye al ámbito del amor, donde una persona que ignora un hecho (por norma general, de dudosa moralidad) se le otorga el privilegio de no ahondarle en sufrimiento. Esa es una de las grandes mentiras que campan a nuestras anchas en nuestras súper sociedades civilizadas. La realidad es que el enunciado es también atribuible a otros campos a parte del ámbito amoroso, casi diría yo, a la totalidad de los actos humanos.
Pongamos un ejemplo: si cada vez que llegas a la puerta de la oficina en la que trabajas, te encontrases un niño pasando frío o mal nutrido te llevarías un puñetazo en el estómago, siempre que preserves una sensibilidad mayor a la de un taco de madera. El compromiso ético emerge con mucha más fuerza y sentido, se vuelve casi imperativo actuar. La inmediatez de tener frente a tus narices el sufrimiento del prójimo provoca una jaqueca notable, en directa proporción al sufrimiento que entra por tus ojos.
Lo que sucede es que es más fácil apartar la mirada de los problemas cuando uno no los tiene delante, pero eso no significa que el corazón deje de sentir. Si cada vez que uno de nuestros políticos de pacotilla observasen en primer plano, las consecuencias de sus desastrosa gestión, o los banqueros tuviesen que vivir de primera mano la tragedia de una familia desahuciada, el tono del canto sería otro. Parece que la ética, si es en diferido, no pesa en el corazón, pero vaya si pesa. Seguimos empeñados en que este es el siglo de las comunicaciones, que el mundo se ha vuelto realmente más pequeño y que todo está interconectado. Pero yo sólo veo que se globalicen las economías del globo y no los derechos de los habitantes del mismo. Globalización de las economías frente a la desglobalización de la humanidad, gran negocio.
Nosotros en nuestras cavernas 3.0 como describe Platón, sólo que en vez de sombras vemos pixels en diferentes pantallitas. Comentamos las malas noticias y nos apenamos, pero la distancia diluye nuestra responsabilidad. No pasa nada, es normal, estamos educados para ello, ver que los demás padecen hacen sentir que lo que uno tiene es más valioso, forma parte de la programación diaria, es el plan según lo previsto. Es el control de nuestros pequeños mundos, moldeables y operables como lo son unas tetas o conducir un súper coche, al igual que lo son las masas. Son cosas que desde pequeños nos enseñan a que tienen que pasar, por eso cuando sucede no se produce un gran desorden, hasta que llega a la puerta de tu casa. Así que ojos que no ven, corazón que no siente... mira, qué quieres que te diga, yo ya no me lo creo.
miércoles, 19 de febrero de 2014
ARCOmplejados
Hoy se abre ARCO, el supermercado del arte contemporáneo español, el mayor bodrio para estériles intelectualistas, que vomitan su discurso ininteligible para poder cagarse en los pantalones bien a gusto. Sólo he asistido a una de sus ediciones, me indigné, por eso ahora me indigna asistir.
Ni siquiera es una exposición, sino como su propio nombre indica, una "feria", así que no debemos esperar más. Al precio de las entradas uno se puede pasear en modelitos por las salas contemplando la idiosincrasia de la aristocracia gilipoyesca por excelencia. No es el Arte del mercado, sino el mercadeo del arte, institucionalizado, e infravalorando a la gran cantidad de buenos artistas que tenemos repartidos por el territorio nacional. ARCO, por favor, desaparece.
martes, 18 de febrero de 2014
Estafadores, la nueva toxicomanía
Quizás las grandes guerras fronterizas hayan quedado atrás. Hasta la padeciente amenaza nuclear parece haber desaparecido después de la Guerra Fría, aunque sea sólo a modo ilusorio. Ahora se lleva más el terrorismo, queda más cool si lo que quieres es recortar libertades en aras de una falsa seguridad. Pero galopando desde atrás y con gran estilo lo que se lleva ahora es la corrupción, la nueva moda. Habrá quien piense que existe desde hace tiempo, y no le faltará razón, lo que pasa es que ahora la corrupción se ha vuelto masiva, se puede estafar a muchas más personas de un sólo golpe que en cualquier momento anterior de la historia de la humanidad, y eso, al parecer, mola bastante.
Hablan de tener un coche nuevo, hablan de la última estrella de cine, hablan de mil cosas, pero la nueva moda es timar en grandes dimensiones, la fiesta de la corrupción. Quedarse con la pasta, robar, acumular riquezas de forma desmesurada a costa del vecino, aunque sea un africano muerto de hambre ( porque en la era globalizada, todos somos vecinos), es lo que algunos, con acierto, llaman "crímenes económicos contra la humanidad". Y así es, porque robar es un crimen, pero como ahora se dedican perpetrar robos a una escala sin precedentes, tenemos que añadir el adjetivo "contra la humanidad". Ya no es la comunidad de vecinos, es a la humanidad, países, estados, sin importar estratos sociales. ¿Por qué temer a la energía atómica si están ellos para recluirte en la mierda desde su despacho con un doble click?
Para mi, tan perverso o más que meterte el cañón de una pistola en la boca y vaciar el cargador. Además es más barato, porque las armas cuestan pasta. La diferencia es que no lo hacen en directo, la víctima se desangra lentamente, y la justicia no hace su papel, es más, en muchos casos la respalda. Justicia y legalidad últimamente no van de la mano. Tiene muchos nombres: robar, información privilegiada, ingeniería fiscal, paraísos fiscales, pelotazos, comisiones... pero las consecuencias siempre recaen sobre las personas. Aquí o allá, pero son vidas condenadas a una miseria para el beneficio de unos pocos. Sale mucho más rentable robar, todos lo sabemos. Puedes robar cuarenta millones de euros, que como no hay sangre o droga de por medio, todo parece más limpio, más de corbata o de traje y corbata.
Es una pena, que las penas, no sean equitativas al daño que provocan. Arruinar a países, que los gobiernos legitimen la existencia de paraísos fiscales, condenar en definitiva a tres, cuatro, o treinta generaciones a la pobreza por la avaricia de unos mediocres respaldados por la política, es un hecho que se debe condenar con mucha más rotundidad. Lo que pasa es que la política está vendida a los señores feudales del siglo XXI, las jodidas multinacionales.
Ellos en sus casas con spa, envían manadas de víboras tricornias, a tu vecindario o al desierto africano, poblados enteros con una serpiente enroscada a la yugular. Ellos apartan la mirada, no están allí cuando la gente tiene que hacer migraciones masivas, la distancia les hace evitarse el marrón. Luego a poner medallas en la ONU, al FMI o a cualquier organismo que en el fondo lucha, para que el chiringuito de las víboras se mantenga en pie.
lunes, 17 de febrero de 2014
Divagaciones sobre la cultura de la desinformación
"¿Sabes lo que he notado? Nadie se aterra cuando las cosas salen de acuerdo con lo planeado, aún si el plan es horroroso. Si mañana le digo a la prensa que un criminal va a morir o un camión con soldados va a explotar, nadie entra en pánico porque todo es parte del plan. Pero cuando digo que un pequeño alcalde morirá, bueno, ¡todo el mundo pierde la cabeza!" El Joker.
Puede explotar una fábrica en China con centenares de muertos y aún así ser más noticia el último romance de Beyoncé. ¿Por qué hay noticias que acaparan el centro de atención de casi la totalidad de la ciudadanía, y otras pasan totalmente desapercibidas? La realidad es que existe una planificación informativa que templa la sensibilidad social. Los principales medios suelen abrir con las mismas noticias y la editorial establece las diferentes lineas ideológicas a diferentes gustos. La independencia informativa objetiva no existe, porque el asalariado o los propios medios dependen de una publicidad o poder que los sostiene. Uno finalmente termina por acaba leyendo lo que quiere escuchar y la información se vuelve una fuente más de consumo al gusto del usuario.
Cada día se lee menos prensa escrita y se siguen más noticias a través de la red, que con gran velocidad se come al papel de periódico. Esto presenta numerosas ventajas y desventajas, pero cabe resaltar que el medio de información y la fuente de información es la misma, Internet (tremendo problema). El auge de las tecnologías de la información hace que las noticias vuelen de un lado a otro del globo en cuestión de segundos, y en cuestión de minutos o de horas el fenómeno es viral para estar en boca de todos, el acceso a las mismas se ha vuelto más sencillo y a la vez más abrumador.
Este tremendo tráfico desemboca en pura polución informativa, en contra de lo que muchos tienden a pensar, tener más información no significa estar mejor informados. La ingente cantidad de información disponible, su falta de higiene y la velocidad vertiginosa con la que circula dicha información es característica ineludible de nuestra postmodernidad, donde miles de engranajes funcionan a toda pastilla, haciendo muy difícil pensar con cierta claridad los fenómenos que rigen nuestro presente.
Para regir y discernir entre esa marea informativa hace falta pensamiento crítico. A mi juicio la mayor carencia de nuestros días, provocada por muchos factores imposibles de nombrar todos aquí, algunos: nuestra sociedad de masas que todo lo diluye y la metástasis educativa, que tiene como terrible consecuencia, el estreñimiento mental que campa impunemente en nuestros días. La educación se ha convertido en un panfleto a modo de "Normas para el parque Humano" (P. Sloterdjick). Pese a la libertad que uno cree disponer para escribir un tweet a fulanito o sobre una decisión gubernamental, me pregunto si somos educados con un espíritu crítico suficiente como para valorar el contenido y la finalidad de una noticia, que los medios orquestan para ser de mayor importancia que otra. Y la respuesta es claramente NO. Kant ya nos advertía que la Ilustración es enemiga del Estado, a medida que un pueblo es educado en lo que él denominaba mayoría de edad (pensamiento crítico, sin estar plegado a lo que dice el vecino) el Estado y sus gobernantes tendrán que responder con mayor exigencia sus peticiones, y eso es lo último que desean los más malos. Casi la totalidad del tsunami informativo se concentra en unas pocas manos, fruto de la globalización, sé que es una cuestión ineludible el que la globalización avance, pero deberíamos preguntarnos qué clase de globalización queremos y no abrazar la globalización neoliberal que nos venden, que es una auténtica estafa y un crimen disfrazado para el conjunto del planeta. Se podrían globalizar los derechos humanos y centrar el énfasis en ello, pero lo que mejor se ha globalizado es la economía, llevando a la bancarrota a muchos países y sus familias.
Al igual que hay cuatro agencias que dicen si tu dinero vale más o menos (S&P, Goldman Suxxs) hay cuatro agencias de comunicación que suministran al mundo la información teledirigida. Llega una nota de Routers y el mandado de turno "copy and paste", "copy and paste" de un comunicado gubernamental y así sucesivamente. Las grandes agencias a través de sus millones de comunicados orquestan la visión y resaltan la información según alberguen sus intereses. El término información se vacía y no hace justicia a la misma definición, es una comunicación líquida, fría, sesgada, desenfocada y desligada del carácter ético que toda información noble debe portar o al menos, aspirar.
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