jueves, 27 de marzo de 2014

Un mundo de gente incompleta


  En la distancia el sentimiento se hace cercano. Cuanto más lejos estoy más presente tengo a las personas que me importan. Resulta paradójico que sea precisamente la lejanía lo que refresque la cercanía, y no sólo eso, sino que también otorga mayor amplitud de miras. Amplitud de miras y de juicio, al arrojar luz sobre lo esencial, sin intoxicarlo con elementos superfluos, te percatas de lo enorme que a veces se escurría en rutina. El dicho de que uno quiere lo que le falta, hace justicia especialmente en el ámbito del sentimiento, porque en el ámbito de lo material, aunque a veces resulte verdaderamente importante (una medicina por ejemplo), en la mayoría de los casos es una no-necesidad inculcada por un elemento de mercado cuya promesa de felicidad dura bastante poco. Pero el sentimiento es otra cosa, difícil de encasillar o ponerle etiqueta, es vivencia que constituye nuestra identidad, lo que somos o lo que creemos ser, verdadero o falso, está ahí, latente e impreso con sangre en el cuerpo. Así es la geometría de lo humano, la fotosíntesis de la existencia, la hibernación del espíritu, el caparazón de las tortugas.

martes, 18 de marzo de 2014

Genética de la mentira



  Pensamos que los conceptos definen realidades, por eso Orwell decía que si quieres cambiar la realidad mejor empieza por el lenguaje, y esto es así porque identificamos lenguaje y realidad. A lo que nombramos le otorgamos una realidad, pensar en cualquier concepto habitual como planta, amor u otros más residuales como "opinión pública" o cualquier slogan molón de Coca-Cola. Las sociedades actuales son sociedades de la información. Los medios acaparan toda una red de temáticas que inciden en el individuo y condicionan su modo de vida (modas, MTV, películas de Holywood, publicidad). La estructura y el lenguaje que proyectan esos medios de forma masiva y sin pausa, involucra al individuo en un juego con el mundo circundante de confusión y caos. 

  Los frentes son diferentes pero operan bajo un mismo sesgo. Elementos como los mercados y la publicidad, la banalización de la política y la democracia, la ausencia y la hipocresía de valores son aspectos que irrumpen en la esfera del individuo. La realidad queda reducida a un embrollo de imágenes insustanciales y la cultura estalla de dolor. Hasta tal punto es así que el lenguaje se ha convertido en un obstáculo, un enmascaramiento que impide a las personas elevarse y recuperar la tensión vital que les ha sido arrebatada, y por tanto olvidada, nos han adormecido y frente a esto llega la queja de Nietzsche. El lenguaje con el que nos desenvolvemos no trasmite la vitalidad y la plurivocidad de la vida, más bien la aparta y la reduce, mutilándola y recibiendo un eco de la lejanía. Estamos presos en una telaraña de conceptos e imágenes que nos impide tomar la vida desde una nueva perspectiva que salte por encima de las calumnias de la sociedad de la información y la publicidad.  

  Por eso podemos afirmar que el lenguaje adolece un doble mal, el primero al haber perdido su contacto y su pulsión con la vida, y el segundo porque ya no nos permite expresar nuestros sentimientos más básicos. Si decimos que el lenguaje ha perdido su conexión con la naturaleza es porque opera como una rueda de metal, como un engranaje que escupe y construye una nada (publicidad, medios de desinformación, discursos políticos, estadísticas...). Los conceptos definen formas y le dan nombre. Lo que hacen es fragmentar la realidad en trocitos, la separan y la aíslan, ponen límite a las cosas y nos entendemos por puro convencionalismo. Entendemos los conceptos como una realidad cuando no son más que imágenes del mundo, pura farsa vamos, y así nos desenvolvemos, cada día más, en la genética de la mentira.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Europa y la cena de los idiotas


  Europa está idiota, da pena ver a la gran Europa hundida en el despropósito y en la más absoluta ceguera. Al margen de los acontecimientos y las normas que marcan nuestro tiempo, Europa ha perdido aquella grandeza que supo parir en algunos momentos estelares de la humanidad. ¿Dónde está Europa? Europa está en ninguna parte. Incapacitada de discurso y gobernada por ineptos corre el riesgo de perder en una sola mano lo que ganó en siglos. La Desunión Europea está patente en sus políticos y en sus instituciones. Instituciones que se muestran ineficaces y que han perdido toda la fuerza y propósito para lo que fueron creadas. No hay que ser muy listo para percatarse de que todos los mecanismos institucionales sobre las que se elevó, han caído en el más mísero descrédito, inutilidad y desprecio por el ciudadano.

Es la sonrisa perversa de la mediocridad la que ha conquistado Europa. La imbecilidad derivada en incapacidad. Qué difícil resulta ascender y que fácil y precipitado resulta descender. Qué pena, que tan enfermiza Europa sea incapaz de diagnosticarse a sí misma de la enfermedad que la devora. Quizás lo que más me duele es que existen ideas y soluciones de brillantes ciudadanos a los que se aparta sistemáticamente para no alterar el orden establecido, en aras de perpetuar la imbecilidad que campa por sus instituciones. La idea de continuar caminando por un sendero que se vuelve más estrecho y que ellos se empeñan en convencernos de que es la única vía "de crecimiento". Europa está delgada, o quizás demasiado inflada de cerdos, lo mismo me da. No soy apocalíptico, generalmente quien utiliza ese término es la típica mente enfrascada en el salón de su casa, que ignora la fragilidad de la historia y el sufrimiento sobre el que se eleva una cultura, es decir, a base de sacrificios. Y los sacrificios de hoy en día no se establecen en base a hacer una Europa mejor, sino de perpetuar en el sádico error al que nos condenan los políticos y sus desorientados políticos.

La responsabilidad del ciudadano es obvia. Un ciudadano que en su mayoría no ha vivido el terror de una guerra. Pero es que hasta de lo malo se sacan buenas enseñanzas. Ya señalaba Yukio Mishima que una población que no conoce los horrores bélicos corre el peligro de padecer un adormecimiento peligroso. el nuestro está potenciado por la falaz "sociedad de bienestar", tan sádica como perversa. Sádica por el alto coste humano que provoca, y perversa por la indiferencia de quienes la sostienen. Sin duda, una falta total de compasión hacía los más próximos, nuestra propia especie.

martes, 11 de marzo de 2014

Feminazis a la taza


  Hoy en día hay ciertos temas que no se pueden tocar, que apenas son opinables porque en el momento que pones el dedo sobre ellos sin seguir el orden imperante, una manada enloquecida se tira sobre ti. Te expones a que te arrojen toneladas de mierda sobre tu cabeza, posiblemente deseándote la muerte. Hoy me dispongo a tocar uno de esos temas, una de esas vacas sagradas, el feminismo. Podía haber sido otro tema, como la evolución o la ecología, pero llevaba tiempo con ganas de tocar el movimiento feminista.

El feminismo está de moda. Encuentro muy enriquecedor y realmente necesario, que nuestra cultura reconozca algunos derechos que inexcusablemente se ha vulnerado contra las mujeres, es un buen índice de justicia y de salud social e institucional reconocer y equiparar al hombre y la mujer en muchos de los ámbitos que marcan nuestro tiempo. Paralelamente a ese merecido reconocimiento, un sector ha mutado en nido de tarántulas, emergiendo de la más absoluta oscuridad, apropiándose de un discurso cargado de veneno manipulador y paralizante, el de las feminazis. Especialistas en radicalizar ideas hasta límites insospechados, reptan cual mamba negra, amedrentando a todo aquel que no claudique a sus ideas, en muchos casos absurdas, basadas en falsos estereotipos, poniendo al varón o mujer que disienta en el punto de mira. Se enroscan en tu cuello, para tener su afilada mordedura a un palmo y darte muerte.

 O estás con ellas o eres un machista de mierda, y si es una mujer la que disiente, es una esclava lobotomizada por una herencia cultural que no le deja ver más allá de sus propios zapatos. O comulgas con algunas de sus idioteces o te arrojan al ostracismo. Mira, yo nací en el 83, así que no cargues sobre mi el peso de toda una historia de vejaciones. Imbécil o imbécilas, se inventan palabras para estigmatizar a los que hacen del lenguaje una herramienta de comunicación y no un arma ideológica. Así ascienden las tarántulas al trono. Esas ultras del feminismo, caen del cielo como si de una lluvia de erizos se tratase, han creado una esfera peligrosa entorno al movimiento, cualquiera que entre a debate sale con profundos hematomas por todo el cuerpo. Muchos de sus argumentos y defensas son absurdas, basadas en falsos estereotipos y elevadas sobre torpes mecanismos de ingeniería social. Es común escuchar como retuercen sus argumentos para estrangular a una verdad asfixiada y vomitarla por los rincones de las calles a pleno vocerío.

 Empiezas a escuchar a analfabetas e indocumentadas cómo debes hablar, cómo debes escribir, que tal término es machista y que eres un misógino por hablar así. El nacimiento de nuevas palabras para dignificar el discurso es obtuso e inepto, de progres, capaces de crucificar las ideas de cualquier varón gritando como ardillas infectadas. Algunas odian el machismo pero se hacen fotos en plan mujer objeto, o se ponen un escote hasta el ombligo y te ponen cara de asco por mirárselo.

 Es ensordecedor el ruido que provocan las feminazis, equiparable a una banda de chacales. Con su discurso excluyente campan a sus anchas por todos los sectores de la sociedad llenando de mierda prácticamente todo lo que tocan, amedrentando a quien ose contestar o poner en duda su palabra divina. No espero aceptación alguna por su parte, porque su grado de talibanización en aras de una liberalización de la mujer no se lo permite. Feminazis, luchar por vuestros ideales, gritar más alto si queréis, la realidad es que sois un auténtico coñazo.


lunes, 10 de marzo de 2014

La Verdad embaucadora


  La verdad, esa mujer a la que todos pretendemos seducir, la ninfa que persigue la conciencia para dar sentido a lo que somos. Ataviada con ropas blancas, su piel de rana la hace escuálida a las manos de la razón, una razón perdida en oscuros bosques de ilusión. No tiene dueño ni dueña, nadie la ha visto ni encontrado, pues muda de aspecto y de lugar, de época y conciencia.

Tras muchos siglos la impostora, vuelve a transformarse tomando como coro, nuevas voces engañadas, con bata blanca y rodeada de roedores, sus cantos y alabanzas toman contornos numéricos, de cifras y fórmulas, predicción de un mundo que pretende ser explicación del mismo. Tan perdida y extraviada, se erige en un nuevo trono, fría como el hielo, reducida esclusa de sentidos, de método y aplicación.

La Verdad, escrita con mayúsculas es inalcanzable, cada época, cada individuo o conciencia defiende la suya, pero como propia. Eso no significa que en los hechos no esté patente cierta verdad, pero no La Verdad. Hoy en día nos encontramos con dos verdades de nuestro tiempo que dejan bastante que desear: publicidad y cientifismo.

La primera se ha apropiado de la belleza y falsea la realidad, la segunda es reductora, fría y esclava de un método, tan limitado como las pruebas que contiene para demostrar. Una, es engañadora de ilusiones y la otra es tuerta y tartamuda, trapacistas cercenadas. Ambos discursos pretenden apropiarse de la vida y dan lecciones de la misma, pero poco o nada saben de ellas mismas. Retorcidos son sus cantos y adornados con claveles, captan la mirada y los anhelos de las almas. Individuos extraviados que dibujan una nada sobre nada, pues la vida es mucho más que todo eso.


martes, 4 de marzo de 2014

Naruto y la filosofía de Nietzsche


 Alejándonos de estrictas lecturas académicas, Naruto encarna algunas pinceladas del pensamiento del filósofo alemán Friedrich Nietszche. No estaría de más establecer algunas comparativas que hacen de Naruto un ninja con voluntad de poder, que aprende a reir como hace Zaratustra y que sabe de los secretos de Dioniso, para danzar y para sufrir.

 Si para Nietzsche el dolor, es una forma de comprender la realidad misma que vivimos, Naruto es un personaje que conoce el sufrimiento desde una temprana edad, el rechazo del prójimo y principalmente la soledad.  "Lo que no te mata te hace más fuerte" es una de las máximas que encierra el pensamiento nietzscheano, un escenario perfecto para conocer los avatares y desdichas de la existencia. Naruto desvía las sinergias del sufrimiento y las usa como pilar para el crecimiento. Ese es el camino solitario que Naruto emprende, huérfano, sin conocer el calor de una familia e incomprendido por el prójimo. Sin duda es conocedor de la lección del sufrimiento desde que nació, la tiene inscrita con sangre desde que llegó al mundo.

"¿Qué es ser bueno? ser bueno es ser valiente" reza Nietzsche.

Naruto a su modo dice " Escúchate gritando y quejándote como una pobre víctima, puedes lloriquear todo el día para lo que te importa, tú no eres más que un cobarde".

 La valentía y el arrojo forman parte de su idiosincrasia, no teme al peligro, hace de éste un camino para alcanzar elevadas metas. Nada lo detiene, a sabiendas de que quiere recuperar a su amigo Sasuke, ser el mejor ninja de la aldea y crear un nuevo mundo shinobi, pondrá todo su cuerpo y toda su alma para conseguirlo. Sus valores por encima de las propias estrellas, y su exuberante personalidad junto con el fuerte deseo de superación impactan fuertemente en la vida de quienes le rodean.

 Nietzsche dice que "si tienes un por qué para vivir, puedes soportar cualquier cómo". Y así ocurre, cree en los valores que defiende con tanta fuerza que puede enfrentarse a lo que sea, pura voluntad de poder. Es un nuevo hombre, es la voluntad de poder encarnada en un ninja, capaz de tensar su fuerza y apuntar hacia lo alto.

 Ya en una época más tardía, en uno de los momentos culmen de su historia, le dice a su compañero Sai, con tal de recuperar a Sasuke:

"¡No me importa quién sea el adversario! Si me arranca los brazos, lo patearé hasta la muerte. Si me arranca las piernas, lo morderé hasta la muerte. Si me arranca la cabeza, lo miraré fijamente hasta la muerte. Y si me arranca los ojos, lo maldeciré desde el infierno. Aunque me hagan pedazos, ¡ese es el camino que elegí!" 

 Ama a sus amigos con locura,"mis amigos es lo único que me reconcilia con la existencia" escribe Nietzsche en sus cartas, idea que también acompaña a Naruto a lo largo de su historia especialmente con el amigo que considera perdido, Sasuke, clave para el desarrollo de su identidad y su historia personal.

 Su torpeza hace que experimente siempre con las fuerzas del cuerpo, utiliza su fisiología y experimenta con el mismo cuerpo para potenciar sus técnicas, pone el oído en las capacidades corporales y las escucha atentamente, alcanzando una nueva meta con su modo sennin. Su inteligencia no es su batuta más fuerte, es por eso que vuelca sus sentidos para aprender a escuchar de las posibilidades de su cuerpo, al igual que hace Nietzsche en boca de su amado Zaratustra.

 Se podría escribir mucho más sobre la relación de la filosofía con todo el amplísimo mundo que da vida Kishimoto, como la figura del odio como fuente de incomprensión hacia el mundo, yo sólo me he centrado en su grandísimo y amado protagonista, Uzumaki Naruto.


La montaña de Zaratustra


"Todo el mundo no nace como Zaratustra riendo; todo el mundo no nace como Dioniso danzando; todo el mundo no sabe ver como Heráclito, que el mundo es un juego divino. Todo ello hay que aprenderlo."  Luis Enrique de Santiago Guervós, Arte y Poder.

 Estas tres nuevas categorías: risa, danza y juego, han de tomarse como categorías estéticas a la hora de establecer lazos y trato con nuestro mundo más inmediato. No a modo de contemplación, sino como forma de actuación en el teatro existencial.

 La risa elude y diluye la seriedad de un mundo que por lo pronto se vuelve hostil a la experiencia que habita en ella, el sufrimiento toma distancia y se aligera, es arma y armadura frente a la seriedad del mundo.
La danza es un ciclo de fuerzas, que va desde lo más alto hasta lo más bajo. Si el bailarín toma fuerzas del suelo, para saltar y mantenerse en suspensión durante unos segundos, nosotros podemos canalizar la fuerza de la bajeza para levantar un nuevo rumbo con su fuerza. De lo más hondo se extraen fuerzas para buscar la elevación frente a los avatares de una existencia que nunca se dijo fácil, siempre en constante cambio y movimiento. La vida, aquello que escapa a toda razón o comprensión, entendida como juego divino. Juego divino porque nos supera en todas sus facetas, un juego de fuerzas que retoma a una inocencia alejado del pensamiento plomizo y monolítico. El juego desenreda, deshinibe y aparta lo que merma, retoma la espontaneidad de los sentidos. Todo aquel que apunte a lo alto, aprenderá primero que la vida es un juego, en el que se danza y se ríe.

lunes, 3 de marzo de 2014

Sobre la raza humana y otros absurdos


  Este post trata sobre la raza humana y otros sin sentidos. Casi todos nosotros creemos que la humanidad está en mejor lugar que hace dos, cuatro o diecisiete siglos. Tendemos a pensar que a medida que han pasado los años, los avances tecnológicos han propiciado un verdadero desarrollo a la comunidad humana del planeta. Ahora disponemos de medicinas que antes no existían, explotamos recursos como el uranio para abastecernos de energía, nos desplazamos en modernos y veloces transportes, nuestras casas son más sólidas y seguras, podemos hablar con gente que está al otro lado del mundo con una simple llamada, y así sucesivamente. El conocimiento humano ha alcanzado unas cotas que a uno le dan vértigo, y la tendencia es a creer que a medida que pasa el tiempo las cosas irán aún mejor.

Algo diferente sucede cuando miras los pies de nuestro gigante cultural, los que están debajo de. Sobre la cabeza del gigante encontramos una corona de oro, pero sus pies se hunden en el más apestoso de los pantanos.
Hoy en día, en la era que nos venden como global, asuntos tan básicos como la alimentación, siguen depredando vidas que se cuentan por millares cada minuto. El hambre en el planeta es un problema de no muy difícil solución, de hecho, está propiciado por las políticas agroalimentarias de tres o cuatro grupos que les interesa el monopolio de la industria a costa de hundir en la miseria a millones de personas. 

  La humanidad nunca había sido tan rica ni tan capaz de producir riqueza como ahora, aunque intenten convencernos de lo contrario, y aún así muy poco se hace si lo equiparamos con la gravedad y el dolor que conlleva. El gasto en armamento en un sólo año es quinientas veces superior a lo necesario para terminar con las hambrunas más activas del planeta de forma contundente. Si hoy en día, la vida de personas con enfermedades perfectamente curables, siguen defenestrándose porque el laboratorio farmacéutico de turno, guarda la patente de una vacuna inventada hace treinta años, es que algo se está haciendo realmente mal. Y todo ello no es por falta de medios, sino por falta de voluntad.

Se irrumpen sistemáticamente derechos fundamentales a sabiendas de gran parte de la población, y aún así poco sucede o poco cambia. Mi pregunta es, ¿por qué sucede todo esto? ¿cómo es posible que hagamos posible un mundo así? ¿cuáles son los verdaderos valores sobre los que se asienta nuestra cultura? ¿qué visión se supone que debemos tener de nosotros mismos? Ser optimistas respecto a nuestra condición es casi un pecado, normal que me guste Schopenhauer y todos los filósofos de la sospecha, que con su fino olfato percibían la podredumbre sobre la que navegaba nuestra cultura. La realidad es que cuando uno ve a la humanidad es para que el alma se le caiga a los pies, y desde hace tiempo que el adjetivo humanidad no me trae nada bueno a la cabeza. No estamos tan bien ni somos tan buenos.